BOLIVIA:
Escalando volcanes en 4x4

"Día 4"

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Foto: Alfredo Sánchez

MUSICA de FONDO:


Mapa de la zona tomado de ViajerosMapas.com


El amanecer en la laguna Celeste fue espectacular. Habíamos apuntado la carpa hacia la salida del sol para que sus rayos matinales nos diesen la enegía necesaria para combatir los 13 grados bajo cero que marcaban los termómetros.

Desayunamos, mateamos, desarmamos pausadamente el campamento y, mientras Jorge luchaba contra el gasoil parafinado, salimos de exploración hacia el sur. Prometimos regresar en media hora.

La huellita bastante cruenta nos llevó entre piedras y pastizales hasta las cercanías de otra laguna, aparentemente más grande, pero no tan bonita. Era la Laguna Chisani, también a los pies del Uturuncu.

Hablando de Uturuncu, ese era el día indicado para escalarlo... con las chatas hasta donde más se pueda.

Ahh, no les había contado... tanto hablar del volcán de los dos conos, de la silleta que se forma entre ellos a más de 5.700 metros de altura, fue germinando en nuestras mentes la idea de subir, subir y subir. Y como nuestras mentes son un campo fertil para esas "germinaciones" de aventura, en poco tiempo (un día..., ayer) habíamos decidido apuntar las trompas de las camionetas hacia la cima del Uturuncu, "escalando en 4x4".

Ojo, alguien nos tiró el dato que había una antigua y abandonada huella minera que podía ayudarnos en nuestro intento, aunque, a decir verdad, con este mismo grupo seis meses atrás, escalamos el Volcán Zapaleri hasta 300 m de su cumbre (5.612msnm) sin que haya habido ninguna huella minera ni de mulas. Otro tanto hicimos en el Pissis en enero y al Ojos del Salado también le estuvimos pisando el poncho varias veces.

Cuando regresamos de nuestra mini-expedición a descubrir la Laguna Chisani, Jorge ya había logrado poner en marcha al remolón Defender.

Debíamos hallar la forma de llegar hacia Quetena, dónde suponíamos podríamos hallar la manera de "escalar" el Uturunco.

Veíamos que para acercarnos adonde supuestamente estaba Quetena, teníamos dos alternativas, una completando el rodeo al Uturunco por el sur (faltaban 2/3 de círculo) o desandar parte del camino para hacer el rodeo por el norte. Esta era a todas luces más corta.

Desandamos entonces, en una hora, el camino hasta la huella "principal" que abandonamos la tarde anterior y tomamos rumbo Oeste. En ese trayecto, a pedido de Tape bautizamos una quebrada como "Quebrada de los Fantoche", por el parecido de sus formaciones rocosas con los alfajores de esa denominación.
 


Una hora más adelante del cruce con la huella "principal" llegamos a una barrera con un puesto de Guardaparques. Allí comenzaba el "Parque y Reserva Nacional de Fauna Eduardo Avaroa" (Eduardo Avaroa fue un militar boliviano que defendió bravamente ese territorio durante la Guerra del Pacífico, durante la cual Bolivia perdió su salida al mar frente a Chile y muchos kilómetros cuadrados de desiertos y Puna).

Nos registramos, pagamos la entrada (U$S 5-) y logramos averiguar que Quetena Chico se hallaba allí no más, a escasos 10 Km hacia el sur.

En pocos minutos ingresábamos a Quetena Chico, una veintena de casas y tenemos la osadía de preguntar si nos podían vender un poco de combustible.

Solo conseguimos "bencina" (gasolina o nafta), que en realidad tenía olor a bencina, no a la nafta que usamos en argentina. Para más era absolutamente transparente, como el agua.

¿Andará la Cherokee con esto?

Eran 20 litros, justo para hacer la expedición al Uturuncu.

Los gasoleros no pudieron conseguir combustible. En Bolivia, la mayoría de los vehículos pequeños (autos y camionetas) andan con bencina. Solo los camiones y maquinaria pesada usan diesel o gasoil.

Averiguamos por dónde salía la huella que apuntaba al volcán y allá partimos, pasado el mediodía.

Pasamos por una antigua y abandonada planta procesadora de azufre, mineral que antaño bajaban del volcán. La huella muy serruchada y por momentos totalmente descuidada seguía ascendiendo.

En poco más de media hora habíamos superado los 5000 metros de altura.

Había "picadas" que, con una pendiente temeraria acortaban el camino hacia la cima. Normalmente estaban obstruidas por enormes piedras que se habrian desprendido de las laderas. Había que esquivar, retroceder, hallar la manera de seguir ascendiendo.

Otra media hora y los GPS marcaban que estábamos a 5.500 msnm. Todo un logro para haber sido hecho sin planificación y en tiempo record.

Continuabamos ascendiendo.

5.550..., 5.600..., 5.650...,

- No va más! Por acá no se puede seguir subiendo!! Dice por radio quien iba haciendo punta.

- ¿Cómo que no se puede seguir? ¡No puede ser! ¡Estamos a muy pocos metros de la silleta entre los dos conos!

Buscando e insistiendo hallo el hueco para continuar rumbo a la cima. Detrás se encolumna el resto de la mini-caravana.

El espacio es estrecho, las ruedas izquierda van escupiendo piedras que caen rodando miles de metros hacia abajo.

El paisaje es espectacular. A lo lejos y muy abajo, vemos, diminuto, el caserío de Quetena Chico, pero no podemos distraernos, un paso en falso y rodaremos como las piedras que escupen las ruedas. Fumarolas con fuerte olor a azufre brotan por todos lados y debemos pasar entre ellas evitando respirar esos ásperos gases.
 


Pido que esperen e intento seguir avanzando por un lugar donde se acumula nieve. La chata se desliza de costado y debo desistir de ese intento. Estamos a 5.750 metros de altura y queremos más!

Retrocedo mientras Alfredo intenta por otro lado, por allí si se puede, vamos llegando...,

Llegamos a la silleta entre las dos cumbres.

5.771 metros sobre el nivel del mar indican los GPSs.

En una incursión por un lateral del cono de menor altura logro llegar a 5.789m, pero nuevamente la nieve y el terreno flojo hacen que la Cherokee se deslice intimidantemente de costado hacia el precipicio. Una opresión en la garganta me dice que es suficiente, hasta allí llegamos.

Mientras tanto había otros que no se conformaban con eso.

Denis y Pablo deciden que llegaran a la cima, aunque sea caminando.

¿Caminando?

Escalar a 5.800 y 6.000 metros no es moco de pavo, menos para quienes no son escaladores, menos para quien es fumador (como Pablo) o para quien ya pisa el medio siglo (y no digo quién es).

El asunto es que los muchachos se largaron a intentar cumplir su desafío personal. Sabía y luego Jorge lo confesó que el se quedó con las ganas.

Los veíamos por los teleobjetivos de las cámaras como remontaban ese empinado zig-zag interminable.

Cada 20 metros debían detenerse a recuperar el aliento. La atmósfera, pobre en oxígeno, se los retaceaba.

Otros 20 metros y otra detención.

¡ Vamos muchachos ! Los alentábamos por el handie. ¡Vamos muchachos que falta menos !

Claro, el esfuerzo lo hacían ellos. Nosotros sentados en las chatas solo mirábamos.

Unas amenazantes nubes comenzaron a tapar el sol, hicieron bajar la temperatura y, nos hicieron pensar que se debía abortar la escalada.

Démosles una oportunidad, seria muy frustrante hacerlos bajar cuando les falta tan poco.

El todopoderoso se apiadó y, de un soplido, alejó las inquietantes nubes negras.

Los muchachos continuaban tenazmente su ascenso.

Una hora más tarde se escuchó el sapucay del triunfo.

Lo habían logrado y lo estaban festejando.

6.031msnm marcó el GPS, 27 más que lo que indicaban los mapas.

Felicitaciones radiales y abrazos cuando descendieron para estos locos valientes que se animaron, sin más, a hacer su primer seismil, sin experiencia previa.

Era tarde cuando comenzamos el descenso.

Había que hacerlo con cuidado, no fuera cosa de enturbiar con un accidente una jornada de tanta satisfacción.

No obstante, la fuerza de gravedad hizo lo suyo y, en una hora y media nos depositó nuevamente en Quetena Chico.

Ya se había puesto el sol cuando partimos por una inexplorada huella hacia el Oeste, hacia la Laguna Colorada donde suponíamos que ibamos a hallar un refugio.

Dos horas y media de serrucho y algún "desencuentro" en la obscuridad, nos demandaron llegar a unos refugios que se encuentran al sudoeste de la Laguna Colorada, regenteados por nativos, con permiso de Parques Nacionales.

Hallamos 9 confortables camas, pero nada de comida, y menos calefacción o agua caliente.

Otra vez sopa !!!


 

 
 
 
Las   F O T O S


Foto: Alfredo Sánchez
Las primeras luces iluminando y calentando los aposentos.


Foto: Alfredo Sánchez
A desarmar campamento !!.


Foto: Alfredo Sánchez
Nos debemos despedir de ese magnífico lugar.


Foto: Eduardo Cinícola
En la península con el agua de la Laguna Celeste a ambos lados, demorábamos el desayuno.


Foto: Pablo Pexa
Elementos imprescindibles.


Foto: Eduardo Cinícola
Mini expedición a la Laguna Chisani o Mama Khumu.


Foto: Pablo Pexa
Ya de regreso a la huella principal, lo observamos con los teleobjetivos.
Es realmente intimidante.


Foto: Eduardo Cinícola
Descendemos a la planicie que nos llevará a Quetena y...
Allí está nuevamente, desafiante, con su "silla de montar" entre los dos conos.
Lo mirábamos y dudábamos de nuestra cordura por imaginarnos que lo podíamos "escalar" con las chatas.


Foto: Eduardo Cinícola
Finalmente llegamos a las cercanías de Quetena, allí comienza
la "Reserva Nacional de Fauna Andina" Eduardo Avaroa.


FOTO: Alejandro Danzi
Comenzó la escalada del Uturunco...
Ya sobrepasamos los 5.000 metros y todavía hay buena huella.


Foto: Pablo Pexa
La cumbre no parece tan lejana...


Foto: Pablo Pexa
La huella comienza a desdibujarse...


Foto: Pablo Pexa
Pasamos los 5.550m de altura y estamos a solo 963m en línea recta de la cumbre principal,
Vamos a 13,9 Km/h y subimos a razón de 24m por minuto.


FOTO: Alejandro Danzi
Quetena desaparece de nuestra vista...


Foto: Pablo Pexa
Más adelante encontramos una huellita, angostita e inestable, pero nos llevaba más arriba.


Foto: Alfredo Sánchez
¿Cómo que no se puede seguir subiendo?.
(como estamos todos con la trompa apuntando al cielo no se nota la pendiente,
pero noten que Jorge tuvo que calzar su Defe para que no se vaya para atrás.)


Foto: Eduardo Cinícola
¡ Falta tan poco !
Estamos a tiro de honda de la silleta...


Foto: Alfredo Sánchez
¡ Vengan, esto sigue por acá !.


Foto: Eduardo Cinícola
Ya pasamos los precipicios, esto parece una "autopista" y estamos llegando...


FOTO: Alejandro Danzi
Acá estamos, justo en la silleta entre las dos cumbres, a 5.757msnm y
a 628m en línea recta de la cumbre principal.


FOTO: Alejandro Danzi
¡Esta es la silleta!
Una perfecta playa de estacionamiento !!!


Foto: Eduardo Cinícola
Denis y Pablo, decididos a ir por el premio mayor.


FOTO: Alejandro Danzi
Comienza el penoso ascenso en zig-zag.


Foto: Eduardo Cinícola
Eduardo también va por más [pero en chata ;o) ].


Foto: Pablo Pexa
No, por ahí no, me dice Pablo por la radio mientras nos fotografía desde las alturas.


FOTO: Alejandro Danzi
Ellos siguen luchando paso a paso.


Foto: Alfredo Sánchez
Alfredo marca su propio record.


Foto: Eduardo Cinícola
Un descanso...


Foto: Eduardo Cinícola
Lo que falta es una enormidad...
El equivalente a 100 pisos por escalera (pero a 6000 metros de altura !!)


Foto: Pablo Pexa
Un hito en la escalada.
El GPS no se ve Pablo !! (No importa, sabemos que estaban alto).


Foto: Eduardo Cinícola
Ya se meten en el hielo de la cumbre !!.


Foto: Pablo Pexa
Y esto es lo que ven.
Todavía hay que seguir trepando.


Foto: Pablo Pexa
Ahora si Pexa ! 6.022m !!!
F E L I C I T A C I O N E S !!


Foto: Pablo Pexa
Esto es lo que vieron en la cumbre del Uturunco.


Foto: Pablo Pexa
Denis disfrutando su seismil...


Foto: Eduardo Cinícola
Fotos, abrazos y felicitaciones al regreso...


Foto: Eduardo Cinícola
Caras de satisfacción.


Foto: Eduardo Cinícola
Comienza el descenso (¡Qué alto estamos!)


Foto: Pablo Pexa
Un perfecto cono formado por un cráter lateral del Uturunco.


Foto: Eduardo Cinícola
Allá está la huellita.


Foto: Eduardo Cinícola
Y allá aparece Quetena, entre las fumarolas !!


Foto: Alfredo Sánchez
Hablando de fumarolas...


Foto: Pablo Pexa
Desde Quetena, las últimas luces de ese día iluminan al Uturuncu.
Chau..., Amigo.


CONCLUYÓ ASÍ LA CUARTA JORNADA DE ESTA TRAVESÍA.
ENVALENTONADOS CON LA "ESCALADA 4x4" AL UTURUNCU.
PLANEABAMOS AHORA HACER LO PROPIO CON EL SAIRECABUR,
VOLCAN LIMITROFE ENTRE BOLIVIA y CHILE

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  Esta aventura comenzó acá...                        

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EDUARDO CINICOLA
Mayo de 2009