Paso de los Patos Norte:
SAN JUAN - (tercer expedición)

"Día 2"

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FOTO: Jorge ALONSO


A la mañana y con renovados bríos emprendimos el "ataque" al Paso de los Patos Norte. Estaba allí cerca, a no más de diez kilómetros y mil metros más arriba.

Al principio la huella clara nos acercaba a aquel altísimo paredón que parecía infranqueable y que nos mostraba innumerables zig zags dibujados en las verticales faldas.

Más adelante una primer bifurcación nos metió la primer duda.

  • Denis, ¿vos hacia donde doblaste, a la derecha o a la izquierda?
  • ¿Dónde? Yo no vi ninguna bifurcación...
  • No importa, yo tomo por la izquierda, vos Jorge tomá por la derecha, por allí debe haber ido Denis.

Más adelante lo veo a Denis, por el mismo faldeo que vamos nosotros, tomando altura vertiginosamente, curva a curva.

Jorge desapareció allá por otro faldeo y estaba mucho más bajo que nosotros.

  • ¿Todo bién Jorge?
  • Si, esto sigue subiendo, me parece que tienen que venir para acá.

El solo pensar que debíamos desandar y descender lo que tan trabajosamente habíamos ascendido, nos indujo a continuar adelante, aunque no fuese el camino correcto... ¿o si?

Pasamos varias otras bifurcaciones en la montaña, producto de distintas variantes posiblemente construídas para esquivar circunstanciales glaciares o derrumbes.

Íbamos eligiendo casi al azar o "por olfato", hasta que el olfato falló y, a 4.000 metros de altura, el camino de cornisa por el que circulábamos acababa abruptamente ya que un alud de rocas lo obstruía por completo.

A desandar y tratar de retomar en ese angosto andarivel con precipicio en uno de sus bordes y paredón de roca en el otro.

  • Me parece que unos setecientos metros más atrás salía una huellita a la izquierda.
  • Si, acá la estoy viendo, pero no se ve dónde termina...
  • Jorge, ¿vos nos estás viendo?
  • Si, van bien, yo estoy mucho más abajo pero encontré una variante que me llevará a donde están ustedes.

A los 20 minutos ya estábamos todos reunidos nuevamente rumbo a la silleta de 4.208 metros de altura, donde debería estar el Paso de los Patos Norte o "Portezuelo del Castillo".

  • Allá veo un mojón en el abra, debe ser el paso.
  • Si, pero mirá que raro, a unos doscientos metros hay otro hito limítrofe en la ladera ascendente.
  • Y otro hito más allá en la cumbre.
  • Y otro en aquella otra cumbre !!

En realidad era raro. Los Hitos limítrofes (pequeñas torres de reticulado metálico y unos 2,5m de altura) suelen estar solo en las silletas y separados 5, 10 o más kilómetros uno de otro. Acá parecía haber uno cada 300 metros.

Con esa intriga continuamos ascendiendo y, a las 11 llegamos al límite.

La bajada del lado chileno es tan espeluznante y laberíntica como la que acabamos de hacer.

Nos intriga muchísimo saber quién y por qué gastaron tanto dinero en horas máquina y combustible para hacer esta madeja de caminos de ascenso, de ambos lados del paso, cuando, del lado argentino casi nadie transita ni llega hasta este sitio.

Aún para prospección minera parece un despropósito de movimiento de rocas y una inútil agresión al paisaje.

Festejamos al llegar al Hito del Paso (es el XIII-59) y está a exactos 4.208msnm, cerca y más arriba veíamos en el filo de la montaña el siguiente hito (XIII-60), nuestra curiosidad nos pudo y allí metimos las camionetas en abrupto ascenso a campo traviesa en busca del hito fronterizo. Fotos, fotos al hito, fotos al lado argentino, fotos al lado chileno y... un descubrimiento...


 

MAPA: ViajerosMapas.com
Camino hacia el Paso de los Patos Norte.


FOTO: Pièrre Lous
Madrugamos para ver como los chilenos ordeñaban a sus chivas.

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FOTO: Pièrre Lous
Ellos viven en precarias tolderías bajas, arrimados a grandes rocas que los protejen del viento
y con todos los utensillos para preparar su producción de queso de cabra.


FOTO: Pièrre Lous
Cientos, quizás más de mil chivas en ese puesto esperan se ordeñadas.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Como en un juego de observación, descubra dónde está el ordeñador...


FOTO: Eduardo CINICOLA
Salimos rumbo a la divisoria de aguas de la Cordillera de los Andes
y nos sorprende una huella bastante bien mantenida.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Es extraño, porque aunque no sea así, la silleta donde se halla el paso pareciera estar en
una parte más alta que el resto.
Comienza el laberinto. Por lo pronto ya divisamos dos desarrollos distintos uno por cada lado de la silleta


FOTO: Pièrre Lous
La traza es muy moderna, con una pendiente constante y largos desarrollos.
Las distintas variantes hacen pensar más en que fueron construídas por una empresa minera para cateo de mineral
que por el estado como paso internacional.


FOTO: Pièrre Lous
Muchos ramales terminan en la nada...


FOTO: Pièrre Lous
Allá viene Jorge, había tomado por otro desarrollo.
Nótese el empinado zig zag de la huella de herradura.


FOTO: Eduardo CINICOLA
A medida que tomamos altura, comenzamos a divisar el Nevado de Olivares (6.263 msnm)


FOTO: Eduardo CINICOLA
Y el mismísimo Vn Olivares (limítrofe) de 6.208m de altura
que se encuentra 45 Km más al Norte, cerca del Paso de Agua Negra.


FOTO: Pièrre Lous
Continuamos el ascenso.


FOTO: Pièrre Lous
Pareciera que el cerro se hubiese derretido, como un helado al sol.


FOTO: Eduardo CINICOLA
La enorme Land Cruisser de Denis es solo un pixel en la foto en semejante inmensidad.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Abajo y a lo lejos dejamos el Valle de los Patos.
Mientras que por esta vega lateral nace el río de los Rinconcitos.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Nos adentramos más y más en la montaña.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Finalmente divisamos un hito fronterizo en una cumbre.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Y otro más allá, escondido.


FOTO: Pièrre Lous
LLEGAMOS !!.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Es el Hito "XIII-59" correspondiente al Portezuelo del Castillo.


FOTO: Eduardo CINICOLA


FOTO: Eduardo CINICOLA
Hicimos un esfuerzo más... Bah, lo hicieron las camionetas,
y nos subimos al hito de la cumbre.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Siempre aclaro que, al revés de los carteles carreteros, los hitos limítrofes dicen CHILE del lado de Chile
y ARGENTINA del lado de Argentina.
Por lo tanto, lo que vemos detras del hito no es Chile, sino Argentina, justamente el Nevado de Olivares.
Hito "XIII-60"


FOTO: Eduardo CINICOLA
La bajada del lado chileno es tambien impresionante y laberíntica.
Decenas de huellas se cruzan y entrecruzan.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Jorge y su hijo Mauricio, estacionados frente a un hito en el filo, y caminando hacia otro en la cumbre.


FOTO: Pièrre Lous
El Hito cumbrero a la derecha y Chile a la izquierda.


... un descubrimiento...

  • Mirá, mirá, esa huella sube en caracol a la cima de aquella montaña... ¿vamos?

Hay ciertas preguntas con respuesta obvia, sobre todo con los compañeros de expedición con que contaba.

A los veinte minutos ya estábamos girando y ascendiendo en caracol a un pico perfectamente cónico de casi 4.500 metros de altura.

La angostísima y trabada huella estaba laborada por una topadora.

En realidad había tantas huellas que se cruzaban y entrecruzaban, muchas de ellas terminando en la nada que a Pièrre se le ocurrió que aquello era una "escuela de operadores de topadoras", allí rendirían el exámen final de su carrera.

Para nosotros era un laberinto. Para las camionetas un suplicio.

Retomes de altísima pendiente que requerían dos y hasta tres maniobras con la cola o la trompa avanzando hacia el precipicio, hacían crujir las transmisiones conectadas en 4x4.

Finalmente llegamos a una pequeña planicie entre dos cimas, a pocos metros de su cúspide.

Jorge medita sobre continuar a pié hasta la cima, mientras yo elijo trepar con la chata a la otra cumbre (un poco más alta).

Elijo una mala traza, con mucha pendiente y piedra suelta y la Cherokee, a mitad de camino, bufa escarbando el suelo sin conseguir la adherencia y sustentación necesaria para subir tantos kilos de hierro por allí.

Bajo y Piérre decide acompañar a Jorge en su caminata.

En el interín Denis nos sorprende llamándonos por radio desde su camioneta, subido a la cima que me había negado el acceso.

Ni bien baja de su incursión pedestre Jorge se monta a su Toyota a imitar a Denis.

Con el orgullo herido, no me queda otra posibilidad que exprimirle todos sus HP a la Cherokee "exigiéndole" que nos lleve también a la cima a nosotros.

Con sus 4.578 metros de altura es el cerro más alto de los alrededores y allí estamos nosotros, estacionando las camionetas en la pequeña superficie de su cima.

El paisaje es soberbio. Tenemos visibilidad hasta el horizonte en los 360 grados de nuestro derredor.

Miramos, fotografiamos y disfrutamos de aquel momento.

Estábamos exultantes, habíamos logrado el objetivo que se nos negara unos meses atrás; llegar al Paso de los Patos Norte, con un premio extra, habíamos coronado la cima de uno de sus centinelas con las camionetas y paladeábamos un paisaje inacabable.

Allí cerca estaban los pasos fronterizos de "Las Coipitas" y de "Doña Rosa", son históricos pasos de mulas y arrieros un poco más altos que el de los Patos.

  • ¿Qué les parece si intentamos llegar a ellos?

¿Les comenté de las preguntas de respuesta obvia...?

Tuvimos que transitar unos miles de metros, paralelos a la frontera y con rumbo norte, del lado chileno del límite.

Unos pocos cientos de metros a campo traviesa nos llevaron prontamente al Hito XIII-62 "Paso de las Coipitas" de 4.278 metros de altura. Fotos y vuelta a circular con rumbo norte casi sobre el filo hacia el siguiente y cercano objetivo.

En pocos minutos llegamos al "Paso de Doña Rosa" (Hito XIII-64). Allí podemos observar como una desdibujada huella de animales desciende abruptamente hacia Argentina.

Miramos hacia abajo y divisamos como la senda se mete entre dos cerros con una gran vega en el medio.

Denis quiere bajar por allí.

Yo tengo mis reservas. Si la vega es cenagosa (como la mayoría de ellas) podemos quedar atrapados en una inmensa trampa. El dato que necesitamos es asegurarnos que aquella violenta pendiente por la que estamos descendiendo tiene la suficiente adherencia como para poder remontarla, si la vega, 1.000 metros más abajo, no nos deja pasar.

Yo siento que, aun en bajada las ruedas de la Cherokee, se hunden en esa mezcla de arena y pedregullo sin "grip".

  • Por que no te detenés e intentás probar si podemos regresar. (Le pido a Denis que, en su ansiedad, había tomado la delantera).

Fue la dura prueba de fuego.

Tan solo intentó girar a la izquierda para regresar y la camioneta seguía deslizándose de costado hacia el fondo de la quebrada.

La pendiente (que dentro de los vehículos no se notaba) era tan pronunciada que la TLC estuvo a punto de volcar de costado.

Era imposible. Cada intento de Denis por regresar lo llevaba más abajo o sus ruedas se hundían en esa blanda e inconsistente superficie de arena y pedregullo.

La única alternativa era intentar ayudarlo con un malacate o sirviéndole de ancla para que el utilice el suyo, pero estaba muy lejos, totalmente fuera del alcance de los cables de cualquier malacate.

Jorge prueba con su Toyota y ve que, con cuidado y pisando los sectores más duros, puede bajar unos cuantos metros con posibilidad de regresar.

Avanzó y con un meticuloso y arduo trabajo de dos malacates enfrentados, pudieron sacar a la pesada Land Cruiser de Denis hasta un lugar más firme.

Regresamos al filo, volvimos a circular con rumbo sur hacia el Portezuelo del Castillo por territorio chileno, regresamos a Argentina y descendimos.


 


FOTO: Eduardo CINICOLA
Un descubrimiento, hacia el sur las huellas mineras suben a la cumbre de los cerros limítrofes.


FOTO: Pièrre Lous
Aunque tienen unas trazas extrañan suben, se cruzan, se cortan en la nada, rodean el cerro...
En fin parece una sala de trabajos prácticos para estudiantes de motoristas de topadoras...


FOTO: Eduardo CINICOLA
La huella está completamente descuidada,
angosta, de muchísima pendiente y con filosas rocas que atentaban contra la salud de los neumáticos.
No es un buen programa tajear una cubierta en esas alturas y ponerse a cambiar ruedas con la camioneta
inclinada y en inestable terreno.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Llegamos casi a la cima del obscurito...


FOTO: Pièrre Lous
Con Pièrre, en la Cherokee, intentamos subir a uno más clarito y más alto.
Mientras subimos fotografiamos a Denis, Gian Marco, Jorge y Mauricio.
Finalmente no pudimos en ese intento y regresamos.


FOTO: Jorge ALONSO
Mientras tanto Jorge y Pièrre escalan a pié el cerro más obscuro.
¿Qué hay en la cima?
Piedras. Piedras muy filosas. Montones de piedras que no sabemos cómo llegaron allí...


FOTO: Jorge ALONSO
Detrás de Pièrre, vemos parte del enorme Valle de los Patos del Norte
y la vega del río de los Rinconcitos.


FOTO: Jorge ALONSO
Cuando Jorge se da cuenta, los ve a Denis y Gian Marco que, con la Land Cruisser,
han logrado escalar el cerro más clarito.
Ni bien baja Jorge tomamos las chatas a imitar a Denis.


FOTO: Jorge ALONSO
No es fácil, el terreno no tiene consistencia y las ruedas escarban trabajosamente.
Me costó varios intentos.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Finalmente llegamos a la misma cima.
Allí acababa el cerro, arriba no había más nada.
Estábamos a 4.578 m de altura.


FOTO: Eduardo CINICOLA
¿Y qué hizo Mauricio?
¡¡ Se puso a calentar agua para el mate !!


FOTO: Eduardo CINICOLA
Mientras un cóndor hembra nos observaba y se le caía un hilo de baba...


FOTO: Eduardo CINICOLA
¿Uno?
¡¡ NO !! ¡¡ DOS !! (apareció el marido !! )
Estos están gorditos, habrán pensado, acá hay comida como para empacharse !!


FOTO: Eduardo CINICOLA
Más caracoles del lado chileno con varias variantes que marean.


FOTO: Jorge ALONSO
Los constructores de caminos, supuestamente de alguna minera,
van a terminar volteando el cerro que tiene uno de los hitos limítrofes.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Tomamos rumbo norte, pegados al límite, del lado chileno.
Buscábamos el Paso de las Coipitas.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Y allí estaba, en el filo divisorio de aguas, en el exacto lugar en que lo había dibujado en el mapa del GPS.
Es el Hito "XIII-62" Paso de las Coipitas.
Es notable pensar que una gota de lluvia que cae a la izquierda del Hito, irá a parar al Océano Atlantico,
mientras que su compañera que cayó unos centímetros más allá, a la derecha del hito de la foto, ira al Océano Pacífico.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Otros mojones "hacen unos dibujos raros" en su intento por demarcar la divisoria de aguas.


FOTO: Jorge ALONSO
Por aquella huella, en territorio chileno, iremos más al norte en busca del paso de Doña Rosa.


FOTO: Jorge ALONSO
Hacia el interior de Chile, las huellas mineras destruyen toitalmente el paisaje.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Llegamos finalmente al Hito "XIII-64" Paso de Doña Rosa.
Estos dos últimos pasos que mencionamos no son pasos vehiculares, solo fueron y son "de herradura" o de mulas.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Vista hacia Chile.
Y por supuesto, ninguno de estos pasos es "Paso habilitado", o sea no hay aduana ni migraciones por lo que no se puede hacer
más que un tránsito fronterizo solo permitido a los que viven en la zona.


FOTO: Jorge ALONSO
A pesar de ser pasos de mulas, nos pareció, al principio, que podríamos transitar con las camionetas
y descender hacia Argentina, al Valle de los Patos.
Al principio, si bien el tereno era blando, la pendiente era muy suave.



Video para banda ancha Denis se mete en problemas


FOTO: Pièrre Lous
La pendiente no parece tan brava, pero el terreno no daba ninguna sustentación a la tracción,
Abajo la vega nos esperaba "con los brazos abiertos"...
Sin la ayuda de los malacates hubiera sido muy complicado salir de allí.



Un sueño febril e irealizable incubaba en nuestras mentes: Salir del Valle de los Patos del Norte hacia el Paso de Agua Negra, RN150. Eran tan solo 50Km en línea recta desde el extremo norte del valle hasta el asfalto de la 150.

50 Km que se traducirían en unos 150 de curvas y recovecos, pasando entre el Vn Olivares de 6.208 metros de altura y la Cordillera de Olivares con su cumbre más alta de 6.230.

Había estado estudiando las fotografías satelitales antes de salir.

Un tramo de más de 30Km de norte a sur era perfectamente realizable, pero los últimos kilómetros transcurrían por un muy accidentado terreno de arroyos que corrian en profundos cañadones y valles encajonados de paredes casi verticales.

Unas consultas a los arrieros chilenos confirmaron nuestras sospechas, eso no era para camionetas... aunque ¿quién sabe? Quizás en otra oportunidad y dedicándole más tiempo, podramos intentarlo.

En ese momento ya nos acuciaba el reloj. Estábamos a día y medio de la civilización y nuestra aventura debía continuar a más de 1.000 Km de allí, en la Puna catamarqueña. Queríamos llegar a las arenas de la Pampa de los Bayos, de la que teníamos noticias que aún no había sido visitada por ningún vehículo motor...
 

  Esta aventura comenzó acá...                        

           
EDUARDO CINICOLA
Febrero de 2010            



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