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Andalgalá era solo una parada de pernocte en nuestro raid uniendo cuestas pero... Uno se pone a hablar con los lugareños y... Allí nos desayunamos de la existencia de un yacimiento arqueológico en la Zona, Chaquiago Potrero, con restos de una cultura precolombina que visitamos 6 años después. También anotamos en nuestra lista para futuros viajes la Cuesta de Capillitas, que, partiendo de Andalgalá trepa hasta los 3200 metros para luego bajar hasta los 3000 donde se encuentra la Mina Capillitas.
Al día siguiente continuamos con la "caza" de cuestas.
En medio de las dos un desvío a un pucará (fortaleza indígena) olvidado, el Pucará del Aconquija. Sin waypoints, sin Tracks y tan solo con unas vagas referencias.
Yo ya las emprendía manejando con cierta solvencia. Ya tenía en mi haber dos cuestas en el R12 y otras dos (Del Infiernillo y del Totoral) manejando el 128 de mi amigo el año anterior.
Nadie conocía el "Pucará", a pesar de que la Carta Topográfica de la zona denomina el área como campo del Pucará.
- El Pucará está ahicito, detrás de la lomada, en el otro cerro... pero van tener que dir caminando, no hay "trocha" p´al vículo. Y, allí dejamos al "vículo" y nos arremangamos para trepar la loma a ver si llegábamos al Pucará. Más de cuarenta minutos de trepada y un gran "calorón" nos costó llegar a la cima de la lomada.
Lo pensamos... si, lo pensamos un buen rato... pero, bajar esa "loma", subir la otra, recorrer, volver a bajar/subir y bajar las dos lomas, nos pareció un precio muy caro (sobretodo en tiempo) para visitar el Pucará. Ponelo en la lista!! Volvimos a la estafeta, nos descalzamos y refrescamos los pies en un arroyito cristalino que allí había. Un desvío del arroyo llevaba agua hacia un gran pozo lleno de lodo y paja.
¿Qué hacer? ¿Cómo inmiscuírse en intentar modificar una realidad que no nos pertenece? De la que en cinco minutos nos alejaremos y que probablemente nunca más veamos. Una realidad que como luego comprobaríamos se repite y aún con más crueldad en cada valle y en cada quebrada. Una realidad inabarcable, totalmente fuera de nuestro control. Mortificados volvimos a la ruta que une Aguas de las Palomas con El Alamito, por ella treparíamos la otra gran Sierra que no pertenece a la Cordillera de los Andes, a pesar de sus altos picos (más de 5400 metros de altura). Es el Cordón del Aconquija, que aquí oficia de límite entre Catamarca y Tucumán. La cuesta que lo asciende es la Cuesta del Clavillo que encuentra un abra de "apenas" 2200 metros de altura para atravesarlo. Viniendo desde el oeste, la cuesta engaña, no parece de mucha altura, ya que el desnivel entre el pueblito de Aconquija en su base a 1570m y la cima de la cuesta a 2200 es de tan solo 630 metros, mientras que el descenso hacia la provincia de Tucumán, luego de cruzar la divisoria de aguas es de 1830 metros ya que hay que bajar desde los 2200 metros del abra a los 369 msnm en que se halla la población de Concepción, ya en los llanos tucumanos.
Río Potrero (foto), Las Chacras, Las Quintas.
Comienza el asfalto. Pocos kilómetros nos separan de la ciudad de San Miguel de Tucumán. La conducción es tediosamente lenta. Cientos de tractores que arrastran tres o cuatro acoplados cada uno con toneladas de caña de azúcar recien cortada y que desborda de sus capacidades, la transportan hacia los ingenios donde se transformará en esa arena blanca y dulce. Son los dueños de la ruta e imponen su cansino ritmo. Tarde, muy tarde llegamos a la capital de la provincia. A buscar un oculista porque a Liliana (mi esposa) se le ha incrustado un objeto extraño en un ojo y la tiene muy molesta. Luego alojamiento, cena, ducha y cama. Mañana será otro día. |
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