4 al HILO - Laguna Brava.

Salimos esa mañana de Vinchina rumbo a la quebrada de La Troya, encarando para la Brava.
Lucho y Claudia en su Ford F100 doble cabina, con motorización Nissan y tracción simple. Liliana y yo en nuestra Lada Niva doble tracción.
Pasamos primero por las "Rosas Diaguitas" (geoglifos a la salida de Vinchina), la mil veces fotografiada y siempre deslumbrante Quebrada de la Troya y, luego de registrarnos y abonar la entrada al Parque Provincial Laguna Brava, en Jagüé comenzamos a transitar por aquella larga recta en subida que nos va introduciendo en la cordillera.

Lo primero que nos sorprende es el verdor de los pastos. No estábamos acostumbrados a ello, ya que todas las veces anteriores habíamos venido en invierno y, en esa época del año la mayoría de la vegetación desaparece y solo queda el amarillo y resistente coirón y alguna cortadera descolorida.

Pasado el refugio del Peñón, circulamos por el valle ascendente que nos llevará al abra del mismo nombre, puerta de entrada a la altiplanicie donde se encuentra la laguna que vamos a visitar.

Los colores de las montañas se "violentan" para deslumbrarnos.
El camino está en muy buen estado, exceptuando un par de vados en los que el agua socavó algo la calzada.

Ya hemos pasado el abra y divisamos la depresión y la Laguna Brava.
Como centinelas vigilan: asomándose a la izquierda, uno de los volcanes más altos del mundo el Veladero (ocupa la posición número 11, con 6.436m).
A su lado, más bajo y más cerca, el Fandango de 5.612m.
A la derecha el Vn Bonete.

Las ondulaciones de la carretera, que tanto nos hicieron renegar con sus acumulaciones de nieve cuando viniéramos en el invierno de 1996 con el R12, nos permiten "jugar" como en una montaña rusa gigante.

La carretera, apunta derecho a la Laguna Brava y, justo detrás, volvemos a ver al volcán Veladero. A su derecha y un poco más bajo (6.050m) el volcán Baboso.
Si bien recién eran los últimos días del verano, la semana anterior había caido una fuerte nevada (documentada por unos amigos nuestros en su relato ) y que vistió de blanco a todas las cumbres.
Los restos de esa misma nevada nos impedirían, poco después ingresar a la Caldera del Inca Pillio.

Lucho fotografiando a su amada, en la orilla de la laguna Brava...

El grupo disfrutando de ese gran espacio abierto que puso la naturaleza ante nuestros ojos.

Las sales concentradas en las aguas de la laguna forman espuma en sus traicioneras orillas.
Detrás asoma su testa, el volcán Bonete, el tercero más alto del mundo.
Estamos rodeados de los peso pesados de la cordillera de los Andes.

Una última mirada a la Laguna Brava antes de continuar adentrándonos en la soledad.
Desde los 4.260 metros de altura en que se encuentra la laguna, el Chepical (a la izquierda y con 4.646m) y el Fandango II (con un poco de nieve y 5.173m) parecen simples colinas.

Pasamos por los refugios de Laguna Brava, El Veladero y Barrancas Blancas, así como el obrador de la empresa Vialmani.

En la bifurcación Pircas Negras/Peña Negra, tomamos hacia el sur por una desdibujada huella.

Un grupo de vicuñas huye al paso de nuestros vehículos.

Varios kilómetros más adelante, cerca de Pucha Pucha, este vado pudo con la valentía de Liliana, quien pidió no continuar.
Hicimos nuestra entrada de regreso a Vinchina pasadas las diez de la noche, contentos y satisfechos con todos los paisajes que habíamos degustado.
A dormir apurados que, a la mañana siguiente, iríamos por la Cuesta de Miranda rumbo a Chilecito, a visitar la mina de oro abandonada "La Mexicana", en las laderas del colosal Nevado de Famatina.
Continúa...