Concebidas
en un principio para ser utilizadas contra
tanques y otros vehículos blindados, las
minas antipersonales se han empleado cada
vez más en los seres humanos, convirtiéndose
en las armas predilectas de la guerrilla
y en conflictos internos por ser poco
costosas, fáciles de colocar y sumamente
eficaces para matar y mutilar.
Según la Convención sobre Ciertas Armas
Convencionales se entiende por mina
"toda munición colocada debajo, sobre
o cerca de la superficie del terreno u
otra superficie cualquiera y concebida
para detonar o explotar por la presencia,
la proximidad o el contacto de una persona
o vehículo".
Esto significa que su principal característica
es que están diseñadas para ser accionadas
por la víctima. El dispositivo disparador
puede ser una trampa alámbrica, una terminal
antimanipulación o algún sensor electrónico
o infrarrojo. En esto se diferencian principalmente
una mina y una munición clásica: algunas
municiones están cargadas para actuar
como minas y pueden detonar al ser tocadas
o movidas, pero la mayoría está provista
de una carga que estallará por impacto,
habitualmente contra un objetivo sólido.
A las minas cuya finalidad es atacar tanques
y vehículos se las conoce como contracarro
y las que se usan contra las personas
se las conoce como AP (Anti Personales).
Las minas contracarro suelen tener de
2 a 9 kilos de explosivo y, para activar
el mecanismo de detonación, requieren
una presión de unos 100 a 300 kg. Las
minas AP son más pequeñas, con 10 a 250
gramos de explosivo y sólo necesitan una
presión de 5 a 50 kg. para detonar.
Más que matar, las AP están pensadas para
herir o mutilar provocando así un grave
perjuicio económico, sanitario y sobretodo
humano y se las considera armas convencionales,
siempre y cuando su carga no sea química
o nuclear.
También conocidas como minas terrestres,
éstas difieren de la mayoría de las armas
porque no hay que apuntar ni disparar.
Una vez colocadas pueden seguir funcionando
hasta después de 50 años indiscriminadamente.
La ONU considera que su capacidad de matar
o de herir a una persona después de un
conflicto es, por lo menos, diez veces
mayor que a un combatiente durante las
hostilidades. Las minas modernas con envoltura
de plástico son estables y resistentes
al agua y constituyen un peligro durante
décadas.
Las minas terrestres empleadas durante
la Segunda Guerra Mundial e inmediatamente
después de ella tenían envoltura metálica,
pero el desarrollo de plásticos estables
y duraderos en las décadas de los 50 y
60 permitió que estos materiales se utilizaran
corrientemente como envoltura. Una moderna
y ligera mina AP explosiva puede contener
tan poco metal que resulta casi imposible
dar con ella mediante un detector electrónico
especial. En la actualidad se fabrican
más de 100 tipos diferentes de minas antipersonales.
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