Las
minas hipotecan el futuro de muchos países
porque se colocan fundamentalmente en
los centros de abastecimiento, de producción,
en vías de comunicación y campos de cultivo.
Como uno de los objetivos de plantar minas
es impedir el acceso a terrenos útiles,
a menudo son instaladas alrededor de fuentes,
en tierras de cultivo o en tomo a los
pueblos, convirtiendo así la cotidianidad
de los habitantes en una masacre imparable.
Las minas no diferencian entre soldados
y civiles, entre tiempo de paz y tiempo
de guerra. Su fácil colocación en el terreno
y el hecho de que permanezcan activas
aún muchos años después de terminarse
los conflictos bélicos, las convierten
en una auténtica pesadilla para las poblaciones
que viven en zonas que han sido o son
escenario de confrontaciones armadas.
En Camboya, por ejemplo, las minas han
matado y mutilado a más personas en 3
años de paz que en 15 años de guerra civil.
. Según estimaciones de diversas organizaciones,
las minas producen en todo el mundo cerca
de 1.400 muertes y casi 800 mutilaciones
al mes. La mayoría de las personas que
sobrevive a la explosión de una mina quedan
traumáticamente mutiladas, perdiendo brazos
y piernas. En países como Angola o Camboya,
se calcula que de cada 200 personas 1
ha sufrido una amputación.
Las heridas originadas por las minas de
explosión son el resultado de la onda
expansiva y afectan especialmente a las
extremidades. La cercanía de la mina al
cuerpo puede ocasionar también quemaduras
mientras que las esquirlas que salen disparadas
por la explosión producen lesiones secundarias
que pueden llevar a un alto riesgo de
infección.
A esta tragedia se suma la marginación
a la que condena la condición de "mutilado".
La mayor parte de las víctimas son agricultores
y sin una pierna o un brazo ya no pueden
proveerse de alimentos para ellos ni para
sus familias.
La población afectada vive en continuo
temor ya que su entorno se ha convertido
en una amenaza que no tiene visos de extinguirse.
El 80% de las víctimas lo constituye población
civil, especialmente niños y mujeres.
Los chicos son los más vulnerables debido
a que su corta estatura les impide ver
entre la maleza las minas que un adulto
podría distinguir con mayor facilidad.
La actividad principal de los niños, jugar
y esto supone explorar su entorno, recolectar
lo que encuentran, incluidas algunas de
las atractivas minas con forma de mariposa,
que se han convertido en un cebo para
una muerte casi segura.
Otra de las razones por la que se ven
tan afectados es que si no saben leer,
por ser demasiado pequeños o porque no
han podido ir a la escuela, los carteles
de advertencia son inútiles. Por otro
lado, los niños tienen más probabilidades
de morir como resultado de las heridas
provocadas por la explosión de una mina
que los adultos. Muchos quedan mutilados
y, de ellos, muy pocos tienen acceso a
prótesis que se renueven de acuerdo con
su ritmo de crecimiento.
La infancia de al menos 68 países en el
mundo está hoy amenazada por lo que se
puede catalogar como la contaminación
medio ambiental más tóxica que existe.
Más de 100 millones de minas terrestres
más varios millones de bombas sin explotar
que permanecen ocultas en el mundo, esperan
ser activadas por un inocente.
Efectos para la economía
La plaga de las minas provoca importantes
secuelas económicas. Por un lado, los
gastos de la atención hospitalaria suponen
un gran costo para el país. Una víctima
de mina necesita grandes cantidades de
sangre para transfusiones y requiere una
intervención quirúrgica especial -o varias-
que elimine totalmente los tejidos dañados.
El tratamiento médico y la rehabilitación,
y la posibilidad de colocar una prótesis
a la que hay que adaptarse y que no dura
toda la vida -en los niños hay que cambiarla
cada seis meses, en los adultos de tres
a cinco años- incrementa notablemente
los gastos.
Por otra parte, las minas impiden el acceso
a los recursos. La agricultura y la minería
constituyen la base de la economía en
la mayor parte de los países afectados.
Tierras antaño fértiles, tienen que ser
abandonadas por no poder cultivarse. En
Vietnam o Camboya, donde la dieta alimentaria
depende en gran medida del arroz, intentar
arar la tierra supone no sólo la probabilidad
de perder la vida sino también perder
los búfalos u otros animales de tiro utilizados
para el labrado.
Las vías de comunicación quedan cortadas
y la explotación de los recursos potenciales,
como el turismo, se ven obstaculizados
y las personas que antes podían trabajar
se con- vierten en una carga para sus
familias y para todo el país.
Efectos ambientales
Los efectos de las minas sobre el medio
ambiente son muy perniciosos. La colocación
ya perturba el equilibrio ecológico porque
altera y daña las características del
suelo. Los árboles, las plantas y la vegetación
no escapan a la onda expansiva, ni a los
fragmentos que salen disparados, mientras
que los animales también son víctimas
de los explosivos. Se estima que en el
norte de África las gacelas desaparecieron
de las zonas que habían sido minadas durante
la II Guerra Mundial.
A esto se añade el hecho de que los residuos
de las minas no son degradables, especialmente
las construidas con plástico; las fabricadas
con una cubierta de madera llevan el riesgo
de que el explosivo se disuelva y pasen
al suelo sustancias tóxicas.
Hasta la remoción de las minas desequilibra
gravemente la armonía del medio ambiente.
Las alteraciones del suelo, la desaparición
de la flora, insectos y bacterias, contribuyen
a la erosión del terreno.
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