Escrito por Aldo LOMBARDI


Este fue un viaje de reconocimiento, que involucraba la tambería, sus alrededores, y los posibles caminos que la interconectaban con otros tambos.

Antes de continuar quiero dar una pequeña noción de lo que fue un "Tampu" o Tambo Incaico.

Estos se presentaban como un conjunto de construcciones pircadas, ubicadas estratégicamente en los caminos, a una distancia de 1 día de marcha con recuas de llamas, o lo que es lo mismo entre 20 a 25 Km de distancia entre tambos, dependiendo del terreno.

Cumplían la función de "posadas", alojamiento para el Inca y su tropa, depósito de comida, de armas, etc. O sea, un puesto de descanso y reabastecimiento.

Se debe tener mucho cuidado cuando se hace trabajo de campo, pues generalmente en el NOA (Nor Oeste Argentino), los lugareños suelen denominar tambo, a conjuntos habitacionales pircados, que no presentan las características del verdadero tambo Incaico.

+ ATENCIÓN: Este viaje de reconocimiento fue complementado tres años mas tarde con el que relato en:


Salimos un día de Abril del 2002 por la mañana, desde Bs.As rumbo a San Juan, con Marcelo y Gabriel. Llegando a la localidad de Encón (S. Juan) reventamos una cubierta trasera un poco averiada en un viaje anterior, hicimos el recambio correspondiente, y luego buscamos fuera del camino, dentro del monte nativo, un lugar para acampar y pasar la noche; así lo hicimos, con una buena comida de por medio.

Al día siguiente continuamos viaje. En Jachal nos reabastecimos de las pocas cosas que nos faltaban, luego seguimos hacia Guandacol (La Rioja), pero antes de llegar nos desviamos hacia el este, por una huella que entra a un puesto, conversamos con dos paisanos del lugar, y continuamos hacia el Río Bermejo.
Vadeamos el Río seco de la Petisa, sin agua, pero con barrancas profundas. Esa noche acampamos en un buen lugar, estofado de papas mediante, hecho en una olla morocha de fundición, a orillas del Bermejo, que sería remontado el siguiente día.


Noche de campamento

A guardar los petates

Esa noche, conversamos de las dificultades que nos depararía transitar por dentro del lecho del Bermejo, que en esta parte se presenta blando con poca consistencia, convirtiéndose en una trampa. En una oportunidad nos contó Beto Vera de Pagancillo (La Rioja), que en una ocasión en esa parte del río, se quedaron enterradas dos chatas de una empresa petrolera Colombiana, y debieron recurrir a una topadora de la empresa, que estaba realizando una traza en las inmediaciones, para poderlas sacar.

Desayunamos bien temprano, mientras observábamos con binoculares el lugar de las juntas, donde debíamos desviarnos. "Muy impactante", especialmente cuando está nublado.

Levantamos el campamento y buscamos el mejor lugar para bajar al río, que en esta parte tiene grandes barrancas. Aprovechamos para hacerlo una antigua traza geodésica. Una vez dentro del río nos dirigimos a las Juntas, donde se une el Guandacol con el Vinchina. "De aquí en adelante a trabajar".

El río no traía agua, pero si lo había hecho unos días atrás, dejándolo sumamente fangoso, por lo tanto peligroso, especialmente por los fandangales que se forman en los recodos, o entre grandes piedras cubiertas por un limo sumamente blando. Es muy engañoso, desde la chata se lo ve como terreno medianamente firme, y en realidad no lo es, con el consiguiente peligro de quedar enterrados, o lo que es peor, colgados en una de ellas, y romper algo vital de la parte inferior de la Chata.

Íbamos teniendo ciertas dificultades por el terreno que se presentaba húmedo y flojo, pero al llegar a la altura de las Juntas, la chata se hunde de golpe, quedando atrapada en una especie de ciénaga, que cuando uno camina sobre ella comienza a aflorar agua.

Habíamos entrado con poco equipo, cosa que no se debe hacer si se está en solitario. Eso hizo más dificultoso poder sacar la chata. Reemplazamos las planchas por la resaca que dejan las crecientes. Luego de mucho trabajar logramos zafar de ese lugar, continuando por el Vinchina, con un lecho en partes firme y en partes flojo. Este río generalmente trae agua, y cuando no la trae, igualmente se presenta húmedo, pues tiene vertientes propias que lo alimentan.

Antes de llegar donde se encajona el río en Sierra Morada, en una planicie pedregosa sobre una barranca de la margen izquierda del río, se encuentra la tambería.

El tambo se encuentra ubicado en un lugar estratégico, en las estribaciones de Sierra Morada, (Al Oeste del Cerro Rajado) donde se forma una quebrada, que comunica los valles de La Rioja con los de San Juan.

A este sitio se lo conoce como "Tambería Paso de la Lama o del Lamar". Un análisis de este nombre nos lleva a varias interpretaciones:

+ Lamarales, especie de alga (Prosopis Flexnosa), desaparecida quizás por la reducción del caudal del río.
+ Lama o lamar, referido a la llama.
+ Cieno pegajoso de color oscuro, que se deposita en el fondo de algunos ríos.
+ Llama "del latín Lama": Terreno pantanoso por el agua que emana de él mismo.

En su libro "Investigaciones Arqueológicas en los valles preandinos de la provincia de San Juan" el Dr. Salvador Debenedetti, da como posible interpretación del nombre de este sitio, la primera opción de esta nota, quien se basó en relatos de lugareños. (Es de lamentar, que muchos datos se deban obtener de la tradición popular, pues a medida que pasa el tiempo, estos se van deformando o perdiendo, y en ocasiones la información histórica o la tradición, no pueden ser corroboradas con evidencias concretas).

Creo que pueden ser válidas cualquiera de las opciones, pero en particular me inclino por las últimas tres, basándome en las exploraciones que he realizado en el lugar, no queriendo contradecir u ofender al Dr. Debenedetti, quien fue toda una autoridad en el tema.

La primera opción me parece menos válida que las restantes, por las características que presenta el río en esta parte.

La segunda opción, puede ser referida al paso de recuas de llamas con cargamentos hacia Perú. En realidad este sitio es un paso entre dos valles.

La tercera opción, puede estar referida a un mineral oscuro depositado en las laderas de los cerros, que los lugareños lo denominan "mina de lápiz", muy cerca de las salinas del Cerro Rajado, a orillas del río Talampaya, que vierte sus aguas al Vinchina, arrastrando ese sedimento, depositándolo en su lecho.

La cuarta opción, puede estar referida a que en ésta parte del río el terreno es pantanoso, y como ya dije anteriormente, tiene vertientes propias, más los cenagales formados en distintas partes del río, que al ser pisados, comienzan a desprender agua hacia la superficie.


Recintos cuadrangulares

Antiguos recintos pircados

Este sitio presenta conjuntos de construcciones de piedra, en forma cuadrangular, formando verdaderos núcleos habitacionales. Hay otras construcciones circulares semejantes a las colcas, donde almacenaban el grano.

También existen grandes canchas pircadas como si fuesen corrales, y una de ellas por su dimensión, pareciera una plaza de armas.

En toda la bibliografía que tuve en mis manos, a este tambo se lo considera como un tambo menor, pero da toda la impresión que no es así, más bien parece un tambo Real, pues existe en el, una escalinata de piedra muy deteriorada, construida sobre el faldeo de un cerro menor, en cuya superficie se encuentra un pequeño mortero. Su cumbre debe haber estado amurallada, por la cantidad de piedras que se encuentran diseminadas en su faldeo. Da toda la impresión como si este, haya cumplido la función de un cerro ceremonial. Me recuerda sin tener esa magnitud, a las escalinatas de ,(Catamarca).

El cerrito descripto es de una coloración ocre pálido, y a las claras se ve que las piedras que forman la escalinata y la parte superior del cerro, que aparentemente estuvo amurallado, proceden de un cerro contiguo, que es de coloración oscura. Desde este cerrito se ve todo el sitio, y en especial una gran plaza pircada, ¿de armas?.

En otro sector, se ve que existió un alero de arenisca compactada, con pequeños morteros en su base, hoy prácticamente derrumbado por efecto de la erosión. Este alero fue producto del plegamiento que dejó expuesto un estrato geológico.


Escalera al "Cerro Ceremonial"

"Cerro Ceremonial"

Se distinguen antiguas excavaciones dentro de recintos pircados, y no parecen haber sido trabajos de antiguas campañas arqueológicas, mas bien, son consecuencia de la depredación.

Sobre la superficie del terreno se encuentran en forma dispersa, restos de cerámica roja, algunas con decoración negro sobre rojo.

A medida que uno asciende sobre el cerro, se encuentran otras construcciones sobre pequeñas plataformas naturales, amuralladas en su contorno. Estas aparentemente han sido puestos de vigilancia y/o de defensa, ya que desde estos sitios se controla perfectamente todo el río, el valle, y las estribaciones de la margen derecha del mismo, teniendo la protección de los cerros a sus espaldas.


Más recintos cuadrangulares

Antiguos recintos vistos desde el cerro

Más restos de antiguas construcciones

Peligrosos escorpiones


Luego de unos días nos retiramos del lugar.
La salida fue más fácil, acampando nuevamente en las inmediaciones del Río Seco de la Petisa, ya fuera del Bermejo. El estar varios días acampado en esta tambería, produce una sensación espectacular, pero se debe estar muy atento a las lluvias, pues para salir de aquí, tanto para un lado como para el otro, forzosamente se debe transitar por el lecho del río, y con lluvia, no creo que se pueda salir. Habrá que esperar el momento oportuno para hacerlo.


Un campamento

Otro campamento

Lecho del Río Bermejo

Peligroso en sus crecidas y cenagales

Nota: Este sitio fue lugar de paso, y tal vez refugio de recolectores y cazadores, mucho antes que llegara el Inca a este lugar, lo confirma una herramienta de piedra muy tosca "Hacha", encontrada sobre una pequeña meseta muy próxima a la tambería. Este elemento no es contemporáneo al Inca, sino que es mucho más antiguo.

El utensilio de piedra poseía sobre su superficie una patina brillosa, como si estuviese barnizado, esto se produce por la muerte de un microorganismo sobre la superficie de la piedra, formándole una patina brillosa, denominada "barniz del desierto", y para que esto se produzca, se necesita que la piedra esté expuesta al sol por aproximadamente 10.000 años.


Buscando vestigios

Ambiente muy particular

+ ATENCIÓN: Este viaje de reconocimiento fue complementado tres años mas tarde con el que relato en:

           
ALDO LOMBARDI
Abril de 2002