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Continuamos el ascenso por una huella (que no era el camino principal, que tuvimos que abandonar por un desprendimiento de rocas). Nuestro destino inmediato era el Portezuelo del Peñón que con sus 4370m sobre el nivel del mar se constituía en el punto mas alto a transitar por esta travesía.
Antes nos esperaba una ardua batalla. Los motores de los vehículos ya sentían la falta de oxígeno producida por la altura.
El paisaje se hacía cada vez mas sublime.
Desde que pasamos la cota de los 3000 metros no vimos mas ningún
tipo de árbol, ni arbusto. El único vegetal visible a nuestros ojos inexpertos es el "coirón", especie de pasto duro y seco de color amarillento, capaz de soportar la inclemencia de este sol de altura, el enrarecimiento del aire, la falta de agua, el incesante viento y, hasta quedar atrapado por el hielo hasta el siguiente verano.
El pasto seco, "coirón", es la única vegetación visible.
Decíamos entonces de la inexistencia de árboles o vegetación, ¿qué es entonces lo que le da esa belleza tan perturbadora
a estos paisajes? Amén de la grandiosidad de estas montañas, la belleza está en los colores, no de flores o prados sino de las rocas que teñidas por los distintos minerales, semejan la paleta de un pintor. Rojos, verdes, violetas, amarillos, estirados y entremezclados como si el creador, con un pincel gigante hubiera dado rienda suelta a
su "hobby" de artista plástico. Y todo esto solo para el deleite de quien tenga la voluntad de hacer el esfuerzo y visitar estos lugares. Garantizamos que el empeño será recompensado con creces.
Los colores de las montañas semejaban la paleta de un pintor.
El paisaje nos "obligaba" a detenernos en cada curva. Mas que a sacar fotos, nos dedicábamos a la contemplación. El pecho se expande y el "alma" vuela. como si fuera un cóndor, con sus alas inmóviles, planeando y "comiéndose" ese escenario.
Las fotografías sólo intentan auxiliarnos en lo que no podemos, ni sabemos, decirles con palabras, pero ni ellas ni nosotros hacemos justicia a aquella naturaleza.
Continuamos subiendo hacia el Portezuelo del Peñón.
Mas colores para la paleta del pintor.
El camino es rústico. Profundos precipicios quedan a la vera del angosto camino. Por allí abajo se divisan otras huellas. ¿Hacia dónde irán? ¿De dónde vendrán? |