Una excursión a la
Meseta de SOMUNCURÁ

Gigantesca, inhóspita, aislada y deshabitada
 

Fotos y Relato 1
 


Los preparativos se basaron fundamentalmente en la recopilación de datos de las fotos satelitales, y de las cartas topográficas de la zona, trabajo que realizamos con Julián Rossi intercambiando muchos e-mails.

Con las fotos y las "topos" marcamos gran cantidad de waypoints (puntos de referencia) para los GPSs así como tambien diseñamos varios probables "tracks" (caminos imaginarios) sobre algo que parecían precarias huellas en las fotos satelitales y que se desdibujaban entre lo pedregoso de la superficie de la meseta.

Marcamos puntos con referencias horarias de acuerdo a un pre-supuesto plan de marcha (para tener una guía sobre nuestro progreso en el terreno) y marcamos también algunas salidas alternativas.

Marcamos también varias "confluencias" que había en la zona y trazamos probables aproximaciones (en una sana disputa por quién llega primero a esos puntos imaginarios).

Buscamos, para marcar, alguna, de los cientos de lagunas socavadas en la meseta, donde pareciera probable pasar la noche y... no muchas averiguaciones más...

Realmente creo que parte de nuestras "aventuras" se basan en el "descubrimiento"...

Ya sé que vamos a "descubrir" cosas que otros ya descubrieron antes que nosotros, pero para nosotros tendrá el sabor de lo nuevo, lo desconocido...

Y vendremos a contar nuestros "descubrimientos" a nuestros amigos y a asombrarnos con los suyos... y nos sentiremos todos émulos de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca o de Hernando de Magallanes...

Pero si leemos todo antes, si buscamos tanta info, si despejamos todas nuestras dudas, si ahuyentamos todos nuestros temores, si aseguramos hasta el último de los cabos, si conocemos todos los secretos del lugar que vamos a recorrer o si pedimos a otro que nos los cuente...

¿Qué vamos a descubrir?

¿Qué nos va a emocionar?

Más bien las cosas nos van a defraudar, porque seguro que quién nos las contó exageró o deformó algo, o nuestra imaginación construyó una utopía...

Dejemos un poco de incógnita. Corramos el velo "in situ". Nos emocionemos frente a lo desconocido...

 


El Viernes 22 de octubre a la noche nos reunimos "casi todos" en una parrilla de Sierra Grande. La partida estaba prevista para el día siguiente, sábado a las 08:00 de la mañana.

Y digo que nos reunimos "casi todos" porque lamentablemente, Alfredo Almendra, uno de los mentores e impulsores de esta travesía, tuvo que abandonar a poco de salir de su casa en Trelew. Su vehículo le jugó una mala pasada y tuvo que regresar con la caja de marchas rota.

Cada cual apareció con su "copiloto":

- Gustavo Taborda vino con Marcelo Minicchelli

- Andrés Pino llevó a su esposa Cecilia

- Julián Rossi llevó a "Goofy" (Gustavo Rua)

- Germán Schmidt fue con Juan Manuel Bazo

- y Piercarlo Boltri me llevó a mí, a mostrarme las bondades de "Pampita"

Como quedó dicho, Alfredo Almendra, que había convencido a Jorge Poza para que lo acompañara en esta aventura tuvo que defeccionar.

Nos alojamos todos en un Hotel de la ciudad y al día siguiente, luego de desayunar nos encontramos en la estación de servicio completando tanques y bidones de combustible para tremenda travesía con, al menos dos días sin pasar por ningún poblado.

Foto: Germán Schmidt

Foto: Germán Schmidt


La meseta es muy dura.
Es muy dura para quién se le atreva, máquinas y personas.

Quebró no solo varios amortiguadores sino varias voluntades.

Nos faltó el cruce Norte/Sur. Faltó conocer la laguna Azul, la laguna Paraguay, el Cerro Corona Grande y el Cerro Corona Chico, mas la bajada sudoriental al salitral Grande de Cona Niyeu.

Faltó pasar por las confluencias que estaban "a tiro de honda" en la zona y acabamos: unos en sus casas antes de tiempo y otros en una inesperada y luego frustrada excursión de caza y pesca en la Bahía de San Blas.

No es un cargo hacia nadie sino la intención de seguir aprendiendo la que me lleva a escribir este comentario.

Como conclusión saco algo que ya había aprendido de otras múltiples expediciones que realicé en el pasado:

O nos "juramentamos" respetar a rajatablas el cronograma preestablecido que todos conocen y para el que todos se han preparado física, mental, material y monetariamente...

O aceptamos la improvisación, que puede satisfacer a algunos, pero también puede, como en este caso, provocar una diáspora de los integrantes de la expedición y cierto sabor a tiempo y esfuerzo perdido.

Nosotros (en Viajeros) siempre habíamos elegido para nuestras expediciones la primera de las opciones, con más la premisa "Salimos juntos, volvemos juntos". Lo que implica que por ninguna razón nadie quedará "tirado" en ningún lado.

Esta vez nos olvidamos del "juramento"


La meseta es dura, muy dura.

Dura para quién se atreve a visitarla y dura para los cuasi-hermitaños que en ella viven, o pasan su vida.

Las dos personas que allí conocimos y que moran en aquellas oquedades en donde se forman las lagunas y que les proveen un poco de reparo del incesante viento patagónico, repito, aquellas dos personas llevan en sus cuerpos las marcas de las heridas dejadas por esta dispar batalla.

Estas dos personas provocaron en mí un doble sentimiento, ambos muy intensos:

Primero lástima, una profunda lástima por su soledad infinita (ambos de más de 80 años e imposibilitados para cabalgar).

Lástima por sus privaciones, por la monotonía de sus vidas y sus días.

Lástima por sus carencias, de alimento, de calefacción, de agua pura, de afectos, de atención médica y sanitaria.

Lástima por saber que la muerte los encontrará solos, acompañados únicamente por sus fieles perros "sin marca".

Pero también me provocaron un profundo sentimiento de admiración y respeto.

Admiración y respeto por soportar esa soledad infinita, por soportar esa monotonía en sus vidas y sus días.

Admiración y respeto por soportar esas carencias, de alimento, de calefacción, de agua pura, de afectos, de atención médica y sanitaria.

Admiración y respeto por saber que la muerte los encontrará solos, acompañados únicamente por sus fieles perros "sin marca".

Vaya para ellos mi homenaje:


SALUD DON JIMENES !!!


SALUD DON HONORIO VICENTE !!!

PD: De Honorio Vicente no se si me animaré a contar la suma de sus desgracias.
Es la historia de como la vida se aferra a la vida con la intensidad con la que un musgo se aferra a la piedra.

Fotos: Marcelo Minicchelli


 

09:20 se puso en marcha la escueta caravana.

A pesar del pronóstico desfavorable que vinimos escuchando durante toda la semana, el día estaba espléndido. Gracias... a quién corresponda.

Foto: Eduardo Cinicola

A las 10 nos dimos cuenta con Piercarlo que le estábamos imprimiendo un ritmo demasiado acelerado al pelotón.
En esa parte, el camino ancho de ripio bien mantenido, permitía velocidades superiores a los 100Km/h.
Nos detuvimos y reagrupamos.

Poco tiempo más adelante ya andábamos por un estrecho camino de piedras que nos llevaba rumbo al arroyo Ventana.

El arroyo Ventana baja de la meseta por una hendidura (como si fuera una quebrada) denominadas aquí "rincones". Baja entonces por el Rincón Ventana.

A su lado un antiguo acueducto lleva agua potable hacia la localidad de Sierra Grande, donde supo haber un importante yacimiento de mineral de hierro que fuera explotado hasta la década de los ´90.

Por el costado de ese acueducto intentaríamos subir nosotros para cubrir el desnivel de 700 metros que existía entre donde estábamos y la superficie de la meseta.

Continúa...


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