Enero de 2013. Segunda parte del viaje. (Ahora ya acompañado con Polo Caro)
Noquesitos y Carachi Tambo.
Luego de visitar el PUCARÁ de AZAMPAY, nos dirigimos a Laguna Blanca donde hicimos base.
De allí salíamos a distintos puntos de la zona, explorando algunos sitios arqueológicos, (Piedra Negra, Carachi Tambo, etc.). Este ultimo esta emplazado entre canchones de cultivos sorprendentemente nivelados.
También hay recintos circulares para almacenamiento de granos (Colcas).
En Corral Blanco estuvimos almorzando en la casa de la señora Pachado, dueña de una porción importante de este territorio, quien nos informó de algunos lugares de interés.
Al norte de este poblado, encontramos sobre un promontorio varias figuras grabadas, entre ellas, la representación de la pisada de un puma. (Rastro).
Mi atención estaba puesta sobre el sitio Noquesitos, pero había que encontrarlo.
En él se hallan manifestaciones rupestres realmente sorprendentes, algunas de ellas con cierta complejidad, plasmadas sobre paredones de Toba.
Algunas de estas manifestaciones permiten deducir que hubo un contacto entre esta zona y la yunga, ya que en uno de los frisos se puede ver bien definida la figura de un mono.
No solo en este sitio se encuentra representada la figura del mono, si no que aparece en otros sitios distantes a este, como en el caso de Peñas Pintadas, Campo de las Tobas en Antofagasta de la Sierra, entre otros.
Quizás el cebil (Alucinógeno) fue uno de los tantos productos que provenían de las zonas bajas y boscosas; esto tiene estrecha relación con la cantidad de pipas halladas en la zona.
Otra de las manifestaciones a resaltar, es la representación de una figura antropomorfa dual (Hombre Mujer), ella con el vientre abultado, y con algo dentro de el, como si estuviese embarazada. ¿Quiénes fueron estos personajes, y que huellas dejaron en la historia?
El sitio se encuentra en un lugar semiabrigado próximo a un río permanente, formando una extensa vega a sus orillas.
Nos costó ubicar el sitio.
Yo llevaba informaciób sobre varios puntos probables; uno de la carta topográfica del IGM, otro publicado en los años 90 por Daniel Delfino, y un tercero sacado de una publicación, pero ninguno de estos puntos nos llevo a buen destino, por lo tanto decidimos buscar en un radio de distancia prudencial a estos puntos, usando la experiencia e intuición en el terreno.
Desde ya les digo que caminamos como antiguos trajinantes, en el caso de Polo lo lleva en la sangre, pero en el mío, si no fuese por la curiosidad, y que estos lugares me cargan de energía dándome un toque de adrenalina, no sé que hubiese pasado.
