Escrito por Aldo LOMBARDI


Enero de 2013. Tercera parte del viaje.
Cueva de Chuculay.

Este era uno de los puntos que me despertaba mayor interés en esta expedición.
Quería observar las características de las pinturas que se encuentran en ella, y hacer una comparación entre estas, y las de la cueva de la SALAMANCA, a la que había visitado en otra oportunidad.

Y si, hay una similitud técnico-estilística de las representaciones en ambas cuevas. La mayoría son motivos abstractos y unos pocos figurativos. Aprovecharon las salientes rocosas del interior de la cueva para realizarlos, con trazos gruesos de color rojo, pintados en su mayoría con el dedo o pincel grueso, y se podrían ubicar temporalmente en la misma época, a las que los arqueólogos denominan periodo arcaico. (Cazadores recolectores). (MUESTRA DE UN PINCEL).

En las pinturas se ven dos tonos de rojo; o bien utilizaron dos tipos de pinturas, o quizás sean de dos Momentos distintos dentro del mismo periodo, con distinto grado de envejecimiento. (Me inclino más por la segunda opción).
     Hicimos un intento de aproximación a esta cueva en noviembre de 2012, cuando regresábamos del viaje a LAGUNA de VILAMA. En esa oportunidad casi desbarrancamos la chata en una cornisa arenosa, y había que trabajar mucho para sortearla. La falta de tiempo, Fernando que nos esperaba en otra chata sin comunicación, y el deterioro físico que teníamos a causa del “soroche” que habíamos sufrido en el complejo lagunar Vilama, nos hizo abortar la exploración, dejándola para otro viaje.

Repito El que no anda por los caminos no tiene historias que contar Leopoldo F. Caro (Polo).

Este era el viaje. Tenia tres puntos probables de la ubicación de la cueva, pero con el antecedente de lo que nos había pasado en NOQUESITOS, no dudé en buscar algún lugareño de Laguna Blanca o El Peñón, que fuese conocedor de la zona de Vicuña Pampa.

Unos conocidos de Laguna Blanca, fueron los que me hicieron el contacto con Gerónimo, un viejo arriero y trajinante de la zona. (Pequeña reunión para ordenar ideas y cosas).

Así que por la mañana bien temprano partimos los tres rumbo a Vicuña Pampa., no sin antes pedirle permiso y protección a la Pachamama.

Hubo que trabajar bastante, para poder sortear la pendiente arenosa que nos detuvo en noviembre de 2012. No sólo este punto fue dificultoso, sino que hubo otros, donde tuvimos que utilizar las escaleras, la pala, y el pico que había cargado Gerónimo de su casa, conocedor de las dificultades del terreno.

Antes de llegar a la cueva, nos dirigimos a unas ruinas que ya las había localizado con el Google Earth. Resultaron ser muy antiguas, con la presencia de fragmentos de cerámica en superficie, y una pequeña “Conana”, elemento que usaban los indígenas para moler el maíz entre otras cosas.

Continuamos a campo traviesa rumbo a la cueva, mientras recordaba la conversación de la noche anterior en la casa de Gerónimo, quien nos decía que tendríamos que dejar la chata a unos 3 o 4 km de la cueva, debido a la fuerte pendiente y los obstáculos del terreno, de ahí continuar caminando en un ascenso continuo y pesado, hasta llegar a la entrada de la misma. Pero en el tramo final, mientras avanzábamos por un terreno quebrado y con piedras filosas en superficie, las que hacían peligrar la integridad de los neumáticos, veía que Gerónimo me miraba de tanto en tanto. Cuando detuve la chata a no más de 250 mts de la cueva, dijo: No puedo creerlo.

Por lo que pude apreciar en el terreno, la primera chata que llego hasta este punto, fue “La Mula”.

La cueva esta ubicada a media altura de un cerro, semioculta por otro de acuerdo al ángulo de observación, y a 3590 mts. snm. Tiene aprox. 18 mts de ancho por 12 mts de profundidad. El filo de la entrada tiene unos 3,5 mts de alto, y en el centro de la cavidad unos 5,30 mts.

Había visto un croquis del perfil de la cueva, que realizaron en las prospecciones de los años 90, pero a decir verdad, no se parece en nada a la realidad, y no es que en la cueva haya habido derrumbes modificando la estructura interior de la misma, ya que todas las pinturas se encuentran intactas diseminadas por todo el soporte rocoso del techo.

Desde la cueva se tiene una visión total del valle. (Ver fotos).

     Quiero comentar que durante todo el tiempo que duró el viaje, escuchaba atentamente las conversaciones que mantenían Gerónimo y Polo, las que fueron enriquecedoras y divertidas, ya que los dos fueron trajinantes compartiendo experiencias, anécdotas, amigos, etc. Los dos comerciaban o trocaban distintos productos y animales.

Es increíble que la uva fresca llegara en óptimas condiciones a puntos tan distantes, luego de varios días de trajinar. (Desde Fiambala o Saujil hasta Antofagasta de la Sierra). Pero el secreto según ellos, estaba en la forma de acomodar los tallos de los racimos, en una especie de lagar hecho de cuero de vaca.

Estos viajes los hacían a pie o a lomo de mula, y duraban entre 2 a 15 días o más, dependiendo de la característica del viaje: (Arreo de animales, extracción de sal, etc.), y la distancia a recorrer, pernoctando en puestos aislados o en “Jaranas”.

Recordemos, que antiguamente se hacían viajes comerciales a lomo de mula a Chile y Bolivia. De este último se traían burros, mulas, y plata como metal de valor.

Gerónimo y Polo también compartieron fiestas. Polo recuerda cuando estuvo en la fiesta de casamiento de un amigo que tenemos en común, Rolando Liquín en el Peñón; cuatro días duró ese casamiento.

Con respecto a los viajes comerciales y relación de parentesco en esta zona, hay un trabajo muy interesante realizado por el Instituto Nacional de Antropología de Buenos Aires: (Viajes comerciales de intercambio en el departamento de Antofagasta de la Sierra, puna meridional Argentina: Pasado y Presente).

De regreso tuvimos un encuentro con dos motoqueros conocidos de Gerónimo, que venían a campo traviesa desde Corral Quemado.

Grata reunión en el medio de la nada, comida de por medio, regada con buen vino que ellos traían en sus mochilas.

Ya en laguna Blanca, finalizaba esta etapa del viaje.

           
ALDO LOMBARDI
- QEPD -

LAS FOTOS


FOTO: Aldo LOMBARDI
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