Expedición a Guayaguas
"El camino de los Cordobeses"
"La sexta fue la primera"
Investigación: Nestor Queralt
Considerando matemáticamente esta afirmación, merecería algún comentario para poder aclarar el por qué de tan disparatado enunciado.
Hagamos la siguiente composición:
Una parte de Ciencia Exacta (matemática), una parte de Geografía, una porción de Psicología, metamos también una pizca (para que no explote) de concentrado de José de Lisio y tratemos con esto de organizar un viaje de exploración a una zona donde hace mas de 60 años que nadie circula, donde no encontramos a nadie que nos pueda informar sobre senderos, huellas o raíles por donde ir y lo mas decepcionante y amenazador, donde no haya agua ni nada para comer.
El resultado lógico y matemático de esta formula seria: "el lugar es una bosta" o, como diría algún antiguo conocido malintencionado y equivocado con sus principios, "es un lugar choto".
¡No vale la pena ir ... !
¡Cuán equivocados están los que afirman esto!!.
¡Cuán equivocados están los que no tienen idea de lo que se puede hacer con un grupo de amigos de fierro, amigos que se la bancan en las peores situaciones sin chistar y sin quejarse y siempre están dispuestos a dar una mano a quien se sienta cansado o agotado. Amigos para los cuales la palabra solidaridad no trae aparejado ningún interés particular, ninguna intención de figurar y hasta diría que hacen un culto de la ayuda como medio para sostener a un grupo!
La historia del por qué arrimarnos a esta zona nace en investigaciones realizadas sobre una antigua senda de Arrias o Arreos que era utilizada en épocas de Quiroga para transportar ganado de la zona sur de Córdoba hacia San Juan.
El "CAMINO DE LOS CORDOBESES" , así conocido por antiguos pobladores , discurre en lo que hoy día pretende San Luis como límite norte. Las discusiones sobre estos temas devienen de la época de Sobremonte, quien en algún momento demarcó los límites entre San Luis y San Juan.
Tierra de bandoleros, historias de robos, tasas de pases entre provincias, hicieron que esta senda sea abandonada y corriose el camino cinco leguas mas al sur , por donde hoy dia pasa la ruta Provincial 20.
Nuestra historia pasa por la intención de recrear este camino, ya que en buena parte todavía subsiste.
Establecidos estos parámetros, comencemos a medir nuestro viaje, mejor dicho, comencemos a relatar esta hermosa aventura no sin antes hacer una pequeña reflexión .
Me hicieron Dudar.
Después de haberlo intentado en cinco oportunidades y siempre o casi siempre terminar en CHEPES.
Terminar decepcionado.
Terminar sabiendo lo que se había hecho mal en las distintas oportunidades y tratando de corregir para la próxima.
En realidad dudé que esta vez hubiera estado todo bien.
Si bien las motos habían sido prácticamente desarmadas por completo y revisadas por José de Lisio, lo que nos daba una garantía de que nada fallaría, si bien la logística tenia un grado de perfección muy alto, utilizando imágenes satelitales, herramientas de navegación como el Ozi, mapas del instituto y GPS nuevitos y por duplicado, equipos de radiocomunicación y hasta patitas de conejos para todos.
Agua, combustible, comida, repuestos, herramientas, indumentaria apropiada, elementos de seguridad, botiquín de primeros auxilios, todo había sido relevado y optimizado. Todo tenia su lugar y su encargado.
La organización creo que había sido perfecta.
¡Y ASI FUE, Carajo!
Con las mortales dudas, pero esta vez gracias a Dios y a Murphi, que por esta vez se olvidó de nosotros y me refiero al de la famosa ley y no a nuestro creador que esta vez nos dio una mano muy grande, al permitir que todos volvamos a casa enteritos como salimos. Excepto Alan que tuvo que purgar por nuestros pecados con la peor ofensa que se le pueda hacer a un macho (el pobre volvió con el culo roto por el roce de su nuevito asiento, de su nuevita moto, contra sus asentaderas cansadas por la exigencia del recorrido.)
Peeero, como buen macho se la bancó sin chistar.
Todos esperamos que la experiencia no se le repita y mas aún:
¡"Que no le haya gustado"!
Arrancamos el viaje desde el taller de Pepe, algunos temprano el viernes y otros por la tarde.
Todo se acomodo en las chatas del Gallego Taxonera y la mia y partimos hacia San Francisco del Monte de Oro donde el administrador de la hostería del pueblo nos estaba esperando para acomodar nuestros bártulos y despedirnos café de por medio, dándonos las indicaciones del caso.
Don Quiroga es un experto conocedor de la zona y un amigo siempre dispuesto a dar una mano a quien lo necesite
Para evitar circular por asfalto, Don Quiroga nos dio un recorrido perfecto por un enmarañado circuito de calles de campo, zonas con guadales arenosos y muchas tranqueras por cruzar, siempre circulando con precaución pues los animales sueltos suelen ser escollos bastante difíciles de superar para una moto de enduro ...... ¡y más aún para su piloto!.
Hago esta aclaración por dos cosas:
En las salidas que organizamos creo que tenemos un record interesante: nunca nadie tuvo que terminar en algun hospital. Y ojo que se anda muy fuerte, pero siempre con precaución, se acelera solo en los lugares adecuados.
P. Ej. : si estamos circulando sobre un camino de tierra, siempre se debe mirar el estado de los alambrados, si estos no están o están deteriorados, tengan la certeza de que algún animal se va a cruzar, en cambio si se encuentran en buen estado o si mejor aun, si son de seis hilos, tengan también la certeza de que algún animal se va a cruzar.
Animal de cualquier tipo , hasta "animales" en moto, como sabrán algunos de mis compañeros, que en esta oportunidad me mandaron a parar incrustado contra un espinillo gigante de donde no podía salir .
" Pepe y la RPTMQTP."
"La venganza es el placer de los dioses" Pensamiento Hindú
"Siéntate sobre mi moto y verás pasar a Pepe, en ese momento acelera y lo verás revolcarse como nunca lo habías visto" Pensamiento Queraltiano
Consideraciones filosóficas aparte, continuemos con el relato:
Por estos caminos de campo llegamos a Santa Rosa del Cantantal, lugar donde estaríamos en contacto con la ultima posibilidad de cargar combustible a manguera y damajuana en un almacén de campo muy bien atendido por unas señoritas muy amables.
También la posibilidad de conseguir agua potable estaría referida a este sitio. Cosa que no resultó así, pero esta escena viene mas adelante.
Una vez reaprovisionados y una vez que me quité las espinas que tan gentilmente me había donado mi "amigo" Pepe, continuamos viaje hacia Barzola, último puesto donde tendríamos contacto con seres humanos civilizados y aclaro esto pues en los otros dos días de viaje a pesar de estar en compañía de otros seres humanos, creo haber perdido contacto con la civilización y con las sanas costumbres impuestas por la sociedad.
Estuve rodeado de una manga de indios insurrectos cuyo único objetivo en la vida era cruzar la Sierra de Guayaguas.
De esta forma y con estos principios se sucedieron montes de espinillos y jarillas donde se perdía la senda, que cada vez se fue reduciendo hasta convertirse en un sinuoso camino pisado por caballos, vacas y algún jabalí, según intuimos por las pisadas.
Siguiendo estas huellas sabíamos que nos dirigíamos hacia algún cauce de agua que por esta época debía permanecer seco en la superficie. Y así fue, dimos con un gran cauce que nos permitió acelerar la marcha y dirigirnos con rumbo cierto hacia nuestro objetivo: La estancia Guayaguas.
En el trayecto y teniendo como referencia las imágenes satelitales nos deberíamos haber encontrado el puesto Los Lagarcitos, pero a pesar de que lo tratamos de ubicar con los GPS, no lo encontramos. Lo tupido de la vegetación nos impidió encontrarlo, quizás pasamos a cincuenta metros de el y no lo vimos.
Quedará para otro viaje.
Para estos momentos ya la noche sé venia acercando y la intención de establecer campamento en la estancia se iba desvaneciendo. Pero de pronto vimos sobre una pequeña elevación los restos bastante conservados de un antiguo colectivo o chata, que como se imaginaran, nos lleno de estupor.
¿Qué hacía este viejo vehículo allí?????
¿Qué historia de roturas habrá tenido???
El tema es que al acercarnos a relevarlo, divisamos el importante casco de la Estancia Guayaguas, pero no veíamos ningún movimiento de personas.
Al acercarnos nos dimos cuenta de que si bien las instalaciones se encontraban en orden, el lugar estaba deshabitado.
Al acercarnos mas aun, lo primero que hicimos fue revisar los pozos de agua, pues a pesar de haber cargado en nuestras motos mas de dos litros por persona, el vital elemento comenzaba a escasear.
Grande fue la decepción al notar que los pozos estaban vacíos.
La racionalización se hizo necesaria y desde ese momento todos comenzamos a tener sed.
Pero no sentí ni una sola queja.
Armamos las carpas velozmente, pues se acercaba la noche y preparamos el típico fueguito para sentirnos mas resguardados y acompañados. Así fue como después de una frugal cena nos retiramos a dormir placidamente en nuestro hospedaje 1000 estrellas.
Por la mañana el Gallego Taxonera salió a conseguir agua para el café. Todos nos reímos.
De donde iba a conseguir agua este gallego animal...................................
El Gallego volvió con una botella de sidra llena de agua, no muy transparente pero si inodora e insípida. Fue así como preparamos el café después de haber hecho hervir el liquido por un buen rato.
Al preguntarle al Gallego de donde había sacado el agua, la negativa fue su única respuesta:
"Tomemos el café y después les cuento" fue lo único que se le escucho decir.
Y tomamos el café, muy rico por cierto. En el medio de nuestra ceremonia de desayuno el Gallego nos informa de donde había sacado el agua:
" vieron que a la entrada de la estancia habia un cementerio, pues hombre, en los cementerios siempre hay agua"...
Ay Gallego de Dios..., lo queríamos matar.
Personalmente sentí una sensación en el estómago que no la voy a olvidar nunca más. Una sensación de asco y remordimiento por haberle quitado al muerto el agua para su tranquilidad.
Pero el daño ya estaba echo y no había forma de volver atrás. Solo resta tener en cuenta la actitud de este animal y pedir disculpas a quien corresponda.
Una cosa nos llamó la atención en tan desolado paraje: en la estancia había una balanza para pesar camiones... ¡¡y aun funciona!!
¿Cuál será el motivo por el cual, en este inhóspito lugar, han instalado semejante artefacto???
Entre todos dedujimos que en algún momento este sitio debió haber tenido una importancia considerable y solo podemos asociar la balanza con la explotación de madera.
Quizas al agotarse el recurso y al desaparecer el camino que los unía con Las Liebres, esto haya sido dejado de lado.
Pero aún las instalaciones se encuentran en perfecto estado.
La próxima meta eran unos farallones de areniscas rojizas que habíamos visto en las imágenes satelitales y que solo estaban a 20 Km de nuestra ubicación. Una vez establecido el rumbo vimos que otro cauce seco, de lo que deben ser tremendos torrentes en épocas de lluvias, nos llevaba directo al sitio programado. Esta zona promete mucho y me animo a decir que podrá ser, en un futuro, una alternativa, sino mas bella , por lo menos igual a la Sierra de las Quijadas.
Y así fue como nos internamos en un verdadero delta que a medida que avanzábamos se iba convirtiendo cada vez mas estrecho y los espinillos iban creciendo en altura y en tamaño de espinas.
Llego el momento en que todos de común acuerdo y en común dolor por las pinchaduras y roces contra nuestros cuerpos de las espinas, decidimos regresar por donde habíamos ingresado y circular todos juntos para no perdernos sobre nuestras huellas.
Y así con una conducción muy técnica sobre guadales de talco muy muy fino, de casi cincuenta centímetros de altura, que generaban sensaciones similares a conducir sobre agua, nos fuimos acercando a la civilización, retornando sobre nuestros pasos.
Cuatro horas nos demoró este recorrido que anteriormente nos había llevado casi siete horas.
Imaginen Uds. la velocidad impuesta por Damián, Santi y CIA. a todo el resto del grupo.
Muy interesante, lugares muy bellos y una naturaleza virgen de hace sesenta años fueron lo que nos regalo este hermoso viaje.
Pero la reflexión más importante que me queda es que: teniendo como compañeros de viaje a:
José de Lisio
Santiago Larroquette
Damián Domber
Eduardo Alan
Sergio Taxonera
Y yo, Néstor Queralt, no habrá ni hay imposibles ni lugares "chotos".
Es solo cuestión de poner buena onda y no fallutear.
Un agradecimiento muy especial a todo SAN FRANCISCO DEL MONTE DE ORO , y en especial a Don Victor Quiroga, quien es para nosotros un referente importantísimo en lo que se refiere al tema de aventuras en la Pcia. de San Luis.
Nestor Queralt
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