Por San Luis, San Juan y Mendoza |
Mendoza, Reserva Ñacuñán. |
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La fotografía satelital nos mostraba que la Confluencia S34 W68 se encontraba en una zona muy poco poblada, cercana a la estación Ñacuñán, de un abandonado ramal ferroviario.
En las cercanías del punto, veíamos un claro que podía corresponder al casco de una estancia o establecimiento ganadero.
También veíamos muchas líneas marcadas debilmente en la foto, sabíamos que eso podía significar tanto un camino que nos acercara al punto como un alambrado perimetral que nos impidiera el paso o una ex-picada "comida" por el monte.
Agosto de 2004
Día 15.
La noche anterior nos habíamos separado de las Ford en esta estrategia de formar dos mini-equipos para obtener mas confluencias en una zona que nos queda muy lejos de casa.
Dormimos en San Martín, Pcia de Mendoza. En esa localidad batimos record, allí fue donde se rompió una de las camionetas, en el viaje de ida, y tuvimos que quedarnos a dormir dos noches. Ahora nuevamente por allí, con una salvedad, un cumpleaños de 15 de una "prominente figura del lugar" provocó que todos los hoteles estuviesen colmados, por lo que conseguir alojamiento nos costó hasta bastante más allá de la medianoche.
Nos levantamos medio tarde ese domingo lluvioso y destemplado.
Por allí, cerca, en Las Catitas debíamos girar violentamente al sur, por la casi intransitada RN 153, en dirección a Monte Comán.
Ya en el lugar y con el GPS conectado a la Computadora de bolsillo, veíamos en su pantallita que las líneas que marcaba la fotografía satelital como débiles huellas, habian sido tapadas por el monte y ahora un interminable alambrado separaba la ruta de los campos.
Fuimos y vinimos varias veces recorriendo ese alambrado y revisando palmo a palmo en busca de una una abertura, aunque de poco hubiera servido porque del otro lado nos esperaba el mas tupido de los montes.
Decidimos seguir adelante a verificar si cerca de la vieja estación había algun camino vecinal que nos acercara a nuestro destino.
Como buena mañana de domingo pueblerino, las calles estaban desiertas.
Desayunamos unos mates, completamos los tanques de combustible (Julián llenó el bidón de auxilio) y nos fuimos para la ruta.
80 Kilómetros por aquel asfalto recto nos llevan a la zona de la Reserva Ecológica de Ñacuñán.
El instrumento nos indicaba que estábamos a 2.800 metros de distancia de la Confluencia. Caminar esa distancia ida y vuelta bajo la llovizna y esquivando espinas realmente no nos seducía.
Para colmo una enorme espina de más de 7 cm, proveniente de aquellos matorrales, perforó un neumático de mi Lada.
Urgente!!! A cambiar la rueda, que se nos va el día.
Sicronizados como el equipo de mecánicos de Ferrari, en poco mas de tres minutos la rueda ya estaba cambiada.
Probemos por esta otra huella, sugiere Julián, a quien sigo hasta con los ojos tapados, por su buen olfato para "arrimar el bochín".
El establecimiento La Rosalina pertenecía a la familia Lozano y su propietario, el señor Florencio Lozano, luego de las explicaciones del caso, tuvo la amabilidad de dejarnos pasar.
Deberíamos recorrer unos 1.400 metros por su campo y luego adentrarnos entre los matorrales.
Otra confluencia cazada !!!
Era justo el mediodía. Dos confluencias más nos esperaban.
- Pronto, a la ruta, que la próxima, S34-W67, está a más de 150 Km.
S34-W65
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S33-W66
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S32-W66
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S32-W67
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S32-W68
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S33-W68
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S32-W70
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S31-W69
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S34-W68
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S34-W67
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S34-W69
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S35-W67
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S35-W64
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