|
|
Cruzamos el estrecho de noche, disfrutando un hermoso cielo estrellado.
El camino desde la costa opuesta (Punta Delgada) hasta Punta Arenas estaba en un estado calamitoso.
Muy poceado y lleno de piedras y tierra suelta. La noche cerrada no colaboraba.
Era muy ancho y, aparentemente estaban trabajando en su pavimentación.
Eso hizo que llegaramos a Punta Arenas cerca de la medianoche.
Los hoteles y pensiones eran carísimos para nuestros bolsillos de aquel entonces (U$S 30), buscamos y buscamos pero no había nada para nuestro presupuesto.
Camping tampoco.
Ya habia pasado la una de la madrugada y nos dimos cuenta que no habíamos cenado. Nos habíamos alejado de la ciudad hacia el sur, hacia Fuerte Bulnes buscando un inexistente camping y el cansancio acumulado de un día agotador nos decidió a dormir en el auto. ¿Pero, dónde? En aquella obscuridad y en el medio de la ruta no encontrábamos donde meter el Renault en un lugar seguro.
Por fin pudimos reclinar los asientos (en el R12 se arma una cómoda cama matrimonial), extendimos la bolsa de dormir doble y... descansamos.
El sol en la cara nos despertó.
Los camiones pasaban a nuestro lado, en la ruta, escupiendo piedras de ripio.
Nos higienizamos. Preparamos un desayuno "al paso" y regresamos a Punta Arenas.
Recorrimos aquella austral ciudad chilena con mucha actividad.
Veníamos de la Isla Grande de Tierra del Fuego
Nos subimos a una colina y tomamos esta foto en la que vemos parte de la ciudad y una plataforma semisumergible de explotación de petróleo chilena que, en una extraña operación, fue cargada por un buque. En efecto, hicieron entrar lastre en el buque hasta que este se hundió quedando solo el puente de mando sobre el agua. En esta situación avanzó y se coló entre las patas de la plataforma. Luego bombearon el lastre y el barco salió nuevamente
a flote elevando con el a la plataforma semisumergible.
Se nos hace tarde, debemos ir a Puerto Natales, 250 Km al norte de allí.
Cerca del mediodía del 18 de febrero partimos.
La carretera tiene un solo carril hecho con bloques de hormigón. Cuando viene un camión u otro vehículo de frente debemos bajar a la banquina para dejarlo pasar.
El camino corre cercano al límite con Argentina pero es llamativamente plano. Uno imaginaría encontrar la cordillera de los Andes por aquí pero eso no es así. Las grandes montañas se han perdido entre islas e islotes al oeste y el límite corre entre suaves ondulaciones.
A media tarde llegamos a Puerto Natales, ciudad de mediana importancia que dependía (en aquella época) del trabajo que conseguían muchos de sus pobladores en el yacimiento carbonífero de Río Turbio en Argentina, a tan solo 20 Km de allí.
Conseguimos, por suerte, un económico alojamiento y pasamos la noche en Puerto Natales. Al día siguiente teníamos intención de visitar el Parque Torres del Paine.
19 de febrero.
Partimos a media mañana hacia el Parque Torres del Paine, antes visitaríamos la cueva del Milodón que nos quedaba de camino.
Mirando hacia el oeste, vemos en esta panorámica, las altas cumbres que forman islas, penínsulas, e islotes, encerrando lagos y fiordos.
Es un típico paisaje de aquellas latitudes en donde también dicen presente las ovejas.
Llegamos a la cueva del Milodón.
Allá está el, a la izquierda de la foto.
El milodón no era un dinosaurio (estos se extinguieron hace 65 millones de años), el se fue de este mundo en la última glaciación, hace aproximadamente unos 10.000 años, así que podemos suponer que compartió territorio con los primeros pobladores de esta zona.
Esta reconstrucción nos muestra sus características.
Semejante a un gran oso, peludo, de mas de cuatro metros de altura y con una poderosa cola.
Ya casi de noche hacemos ingreso al Parque Torres de Paine. Abonamos la entrada y nos ponemos a recorrer sus numerosos caminos internos. Había cabañas y zonas de cámping.
Como hacía mucho frío para armar la carpa, decidimos dormir nuevamente en nuestro cómodo "un ambiente" marca R12.
A la mañana siguiente nos despertamos con la impresionante vista de "los Cuernos del Paine" una gigantesca formación monolítica que muestra claros rastros de le erosión producida en la última glaciación.
Retomamos nuestra recorrida por aquellos hermosos caminos que, serpenteando entre bosques nos llevan de un lago a otro, de un glaciar a otro.
Así llegamos al lugar donde el lago Pehoé vierte sus aguas en una caudalosa catarata sobre el río Paine que en un breve recorrido las depositará en el lago del Toro. Es el Salto Chico.
La fuerza del agua arrastró las instalaciones de una pequeña usina que allí se pretendió construir.
También destruyó un desafiante puente metálico, del cual solo quedan los restos cerca del salto grande.
El Salto Grande impresiona. El agua produce un ruido ensordecedor y una sensación de vértigo.
Hay muchísimos circuitos de caminata (trekking). Nosotros elegimos uno hacia el glaciar Grey.
Antes debimos cruzar este puente colgante sobre el río Grey que nace en el lago Grey, formado por el glaciar Grey.
Allí vemos el glaciar Grey, depositando sus hielos en el lago.
Nos quedamos dos días mas disfrutando de aquel hermoso y bien cuidado parque.
El 21 de febrero nos iríamos de Chile por el paso de Cerro Castillo/Cancha Carrera.
Ingresaríamos a Argentina al mediodía. Entonces comenzaría la séptima etapa de este viaje:
LAS OTRAS ETAPAS
|
|
Para dejarnos tu opinión o ver los Comentarios
de otros Visitantes,
por favor ingresa a nuestro