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El 25 de febrero, habiendo disfrutado inmensamente de El Chaltén, volvemos a la RN40, retomamos el rumbo norte.
Nuestro destino era entonces El Río Pinturas, donde buscaríamos La Cueva de las Manos Pintadas.
Antes deberíamos pasar por Tres Lagos en donde, el mapa carretero del A.C.A. indicaba que el Club disponía de una gasolinera (verdadero oasis en aquella inmensidad despoblada).
Bueno, el "oasis" estaba seco.
- No hay nafta.
Me espetó, casi como un insulto el empleado.
-Y no sabemos si en dos o tres días vendrá el camión.
(No se si ya les comenté que al regreso de aquel viaje "quemé" el carnet del A.C.A.)
Bueno. Y ahora, ¿Qué hacemos?. El depósito del R12 clamaba por algo de combustible.
Recordé los dos bidoncitos con 5 litros de nafta cada uno que había guardado en el baúl.
- ¡Qué bueno! , pero con 10 litros por ripio haremos 100 a 120 Km, y Gobernador Gregores, la población mas cercana está a 170.
No sé, no me pregunten, creo que aparte tenía dos botellas de gaseosa en las que había puesto también nafta como ultimísima reserva.
El asunto es que, con los dedos cruzados y los dientes apretados, apagando el motor en las bajadas, hicimos los 170Km con 13 litros de combustible (en promedio, el rendimiento del combustible en el R12 era de 11Km por litro).
El camino hacia Gob. Gregores nos obligó a abandonar la RN40 después de haber pasado la Meseta Cascajosa y haber bordeado el Lago Cardiel.
Comenzamos a respirar cuando vimos, en una hondonada, el Río Chico, en las cercanías de Gobernador Gregores.
Gobernador Gregores. Recorrimos el boulevard (cargamos nafta).
Debimos hacer unos 25 Km para retomar la 40, que tuvimos que abandonar para ir a Gregores por combustible.
Transitando por la RN40, con rumbo norte, divisamos hacia el Oeste, el Cerro San Lorenzo que, con sus 3.706msnm, es el mas alto del sector austral de la Cordillera de los Andes.
La ruta 40 era muy agreste en aquellas latitudes.
Un grueso ripio de piedra bola golpeaba salvajemente los bajos del Renault.
Los kilómetros se sucedían y la vastedad monótona se repetía hasta el cansancio.
Una ilusión de tierra seca en la nariz aumentaba la sensación de aridez.
Por fin llegamos a un "pueblito" marcado en el mapa, Bajo Caracoles.
En aquel entonces solo recuerdo haber visto una única casa en una esquina, en una planicie inmensa y en una desolación total.
Era una especie de "almacén de ramos generales". Nada Más.
Continuamos hacia el norte.
A poco de andar, una ténue huella sale hacia la derecha y abandona la Ruta 40.
Imaginamos que nos llevará hacia el Río Pinturas, nada lo indica pero lo sospechamos.
40 minutos mas tarde comenzamos a bajar por un profundo cañón, es el valle del Río Pinturas.
A mitad de camino divisamos una construcción muy nueva.
Resultó ser la vivienda del guardaparques.
Despues de tanta planicie, tanta sequedad y tanta aridez, aquel valle con algo de verde, era un verdadero oasis para todos los sentidos.
Caminando hacia el este, a media altura de esos acantilados, un gran alero de piedra genera una especie de reparo.
Ese reparo, esa sombra, esa protección, ya la habían descubierto los primeros pobladores de estas tierras hace muchísimos años.
"Hecho por la mano del hombre"
La obra de arte, hace 12.000 años.
La destrucción, en el siglo XX.
La técnica es sorprendente, parecen haber sido pintadas con un moderno aerosol.
Hay manos izquierdas, manos derechas, manos humanas y otras que mas parecen "estilizadas".
Pero vean también animales, figuras antropomorfas con manos de cuatro dedos, manos con antebrazos (dibujados y de seis dedos), círculos concéntricos...
¿Pezuñas de camélidos? con tres dedos, puntos que marcan ¿caminos?,
insectos, hojas, manos sobre manos...
En fin, a pesar de llamarse la cueva de las manos, no hay solo manos en aquel pétreo lienzo.
Creo que es algo digno de mirar, admirar y, por sobre todas las cosas, proteger.
Esa noche preparamos una cena y dormimos allí, en la gran cabaña del guardaparques, que amablemente nos invitó a quedarnos.
Ver la salida de la luna parados el el peñón mas alto de aquellos acantilados fue un espectáculo inolvidable, impagable e indescriptible.
Al mediodía del 27 de febrero nos fuimos de allí.
Comenzábamos a volver a Buenos Aires.
Mientras desandábamos el sendero de 45 km hasta la 40, los ñandúes nos jugaban carreras, corriendo a la par del R12.
Ya montados en la RN40, pasamos por el ingreso a Paso Roballos (a Chile), allí nace un circuito que, internándose por la cordillera y cercano al límite, llega al poblado de Los Antiguos. No lo pudimos hacer en aquel entonces, ya estábamos muy escasos de tiempo y a muchos kilómetros de Buenos Aires.
Nos quedamos a dormir en el pueblo Perito Moreno (no confundir con el Parque Nacional Perito Moreno ni con el Glaciar Perito Moreno, son tres cosas distintas y bastante alejadas una de otra).
El 28 de febrero continuamos con rumbo norte por la RN40.
El ripio continuaba impiadoso para con el auto.
Al llegar a Rio Mayo decido abandonar la 40 y girar hacia el este en busca del asfalto de la RN3.
Además tenía "información" que por la zona del Río Senguer había otro yacimiento con manos pintadas.
No lo encontramos.
Pasado el mediodía repostamos combustible en Colonia Sarmiento.
Estábamos nuevamente en la zona de los lagos Colhué Huapi y Muster.
Con rumbo este, cometo el error de girar a la izquierda en Cerro Castillo por un camino de tierra que, en diagonal, acortaría algunos kilómetros para llegar a la RN3.
Su estado era tan desastroso que nos insumió casi dos horas hacer 45 Km.
Esa noche dormimos en Trelew.
1ro de marzo de 1990.
Salimos de Trelew a media mañana y, a buen ritmo pasamos por la entrada a Madryn, Sierra Grande (creo que el yacimiento ferrífero todavía estaba en actividad) y, pasado el mediodía, arribamos a San Antonio Oeste.
Disfrutando de un poco de aire en el puerto de San Antonio Oeste.
La bajamar se ha llevado todo el agua y los buques reposan en el lecho del mar.
Es muy llamativo. Eso que ustedes ven ahí, como un monolito pintado de cal, es un hermoso tronco petrificado que se encontraba en la costanera de San Antonio Oeste.
Lo descubrí en 1.982. Ese lugar era un gran espacio verde sin calle y sin parquisar y bajo esos árboles armamos muestra carpa para quedarnos varios días.
El tronco petrificado estaba acostado sobre el cesped, sin pintura, y se podía apreciar su belleza.
Algún funcionario municipal, "desprevenido" lo pintó de blanco para que nadie se lo "lleve por delante".
Más "desprevenido" fue el otro que se lo "llevó por detrás", o sea lietralmente: ¡Se lo afanó!
Me dí cuenta diez años después, en el 2.000. Volviendo de una travesía se lo quise mostrar a un amigo y... ya no estaba...
Continuamos camino, recto hacia el norte.
En San Antonio Oeste, abandonamos la RN3 y tomamos por la RN251 hacia General Conesa y Río Colorado atravesando el árido "Bajo de la Calandria".
Ingresamos a la Provincia de La Pampa y unas suaves praderas verdes y onduladas sorprenden a nuestros ojos desacostumbrados a aquel color, despues de atravesar tantísimos kilómetros de meseta patagónica, seca, yerma, lastimante...
En la madrugada del 3 de marzo de 1.990 arribamos de regreso a casa, en Buenos Aires.
Habíamos recorrido 10.097 Km y nos habíamos sacado el gusto de conocer la Patagonia.
Ocurrió hace mas de trece años. ¿Volveremos?
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