ETAPA 7 Página 2 MACHU PICCHU

Allá vemos la entrada al sendero que conduce, por esas paredes verticales, hasta la cima del "Huayna Picchu".     Arriba divisamos algo que parecen ser también... ¿andenes de cultivo? Llegados al lugar, el cuidador no nos dejó entrar. No había tiempo para subir y bajar antes del horario de cierre. ¡ Qué bronca nos agarramos! No dejan de impresionarnos aquellas paredes verticales, del otro lado del cañón por el que corre el Urubamba. Un sector de Macchu Picchu, acá vemos parte de los andenes de cultivo, trabajosamente logrados en ese picacho casi totalmente vertical. Veamos acá nuevamente las verticales paredes casi monolíticas que conforman aquellas montañas. Apreciemos también las dos etapas constructivas que descubro en Machu Picchu. Una, basal, de grandes bloques. La otra, superior, elaborada con piedras mas pequeñas y que le agregan los techos a dos aguas, como vimos antes. - ¡ Un "milipedi" ! ¡ Un "milipedi" !, gritaba aquel turista italiano con cara desorbitada y señalando al piso. - ¿Un "milipedi"??? , ¿Qué querrá decir el tano? Miramos hacia abajo, buscamos entre la hierba y... allí estaba en "cienpiés" en idioma argentino.     Aunque a fuer de ser sinceros, creo que debemos promediar, porque debe tener como 550 "patitas" aquel insecto. Ya nos teníamos que ir... ¡ Qué desazón ! Semejante viaje de casi 10.000 Km en todo medio de transporte, 30 días de travesía, para poder quedarnos tan sólo unas pocas horas en Machu Picchu !! Aprovechamos al máximo los pocos minutos que nos restaban. Nos quedamos extasiados, grabando para siempre la magia de aquel lugar en todos nuestros sentidos. Ese atardecer en Machu Picchu será inolvidable para nosotros. o - O - o Los "F350" enderezaban las curvas en su rauda bajada en busca de los rieles del ferrocarril. En pocos minutos ya estábamos acomodados en nuestras poltronas de aquel comodísimo "tren para turistas". El viaje, ahora directo hasta Cusco, duró casi tres horas. Ya de noche hicimos la entrada a la ciudad, que lucía sus casas iluminadas en el valle, mientras en los parlantes de la "música funcional" se escuchaban los sones de "El Cóndor Pasa". El pecho se nos henchía de emoción y los ojos se nos llenaban de lágrimas por lo vivido en aquel día inolvidable. Continúa en Etapa 8