Por el centro y noroeste de Argentina |
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Agosto de 2003
Ocho amigos de Buenos Aires decidimos recorrer el centro y noroeste de nuestro pais a la "caza" de confluencias.
Fueron de la partida cuatro camionetas, 2 Lada Niva (Andy y Eduardo) una Ford F150 4x4 (Pablo) y Mauricio en su Jeep Cherokee.
Con Andy viajaría su amigo Piercarlo.
En total 4 chatas, 8 personas.
Salimos de Buenos Aires el 8 de agosto de 2003.
Con el atraso producido por el percance, tuvimos que dejar sin hacer la confluencia S29-W64, al sur de la provincia de Santiago del Estero y muy cerca del límite con Córdoba, próxima a las Salinas de Ambargasta.
El día 16 a la noche ya llevabamos en nuestras alforjas fotos y comprobantes de haber "cazado" 9 confluencias.
Esa noche dormimos en un refugio en Tolar Grande, a la orilla del Salar de Arizaro, en la Puna salteña.
Acabábamos de hacer la confluencia S25-W68, visitar la Mina La Casualidad y teníamos previsto para el día siguiente dirigirnos hacia el este, pasando por Salar de Pocitos y San Antonio de los Cobres, rumbo a Salta Capital.
Para llegar allá deberíamos, cruzar dos salares, un desierto y cuatro abras: Navarro de 4300, Chorrillos de 4560, Alto Tocomar de 4490 y Muñano de 4190 metros sobre el nivel del mar.
A las 10 de la mañana, cuando fuimos a poner en marcha las chatas, el sol brillaba esplendorosamente, pero el termómetro digital marcaba unos inexorables 14 grados bajo cero.
La tarde anterior ya habíamos cruzado el Arizaro, para hoy nos quedaba cruzar, en este orden; Abra Navarro, Desierto del Diablo, Cumbres de Macón, Salar de Pocitos, Salar de Cauchari, Altos de Tocomar, Abra Chorrillos y bajar a los 3.770 msnm de San Antonio de los Cobres.
Andy bajando las "Siete Curvas" hacia el Desierto del Diablo.
Cruzando otro sector del desierto. A las 14:00 llegamos a S. A. De los Cobres. Nos fuimos directo a la hostería a almorzar. Salimos a eso de las cuatro de la tarde luego de haber repostado combustible. Hacía 800 Km que no veíamos un surtidor. Nos sorprendió el asfalto a unos 30Km de Cobres, poco antes del Abra Muñaño. Aprovechamos para meterle pata. Había que apurarse antes de que se descargue la maltrecha batería de la Niva Verde, ella llevaba también unos 700 km sin recibir energía del alternador quemado. Cada tres o cuatro horas recibía algunos "electrones" que generosamente le donaba "Nikita" (la Niva Blanca de Andy). Poco antes de Ingeniero Maury, otra vez el ripio. El acumulador de "la verde" palmó. Otra "respiración boca a boca" por unos minutos, empujar y... en marcha nuevamente. Buscamos en Ing. Maury donde comprar batería nueva pero, imposible, era domingo y estaba todo cerrado. Se hacía de noche y deberíamos prender, aunque sea, las luces de posición. La "bata" no lo soportaría. Así, en la penumbra, continuamos a obscuras hasta cerca del aeropuerto de Salta. Federico tenía intención de tomar un avión a Baires para poder ir a trabajar el martes. (El lunes era feriado pero nosotros todavía debíamos pasar por San José de la Dormida, en Córdoba, a ver si la "Vaca" fundida ya estaba reparada). En el ingreso al aeropuerto la batería dijo ¡basta!! Murió definitivamente. Andy llevó primero a Fede hasta el aeropuerto (no consiguió pasaje) y luego fué hasta cerca del centro y volvió con una hermosa batería flamante. Mauricio había hecho mandar un alternador nuevo a Salta. Debíamos retirarlo de la estación de buses. Con "bata" nueva nos fuimos todos a la estación de buses. Primero a conseguir un pasaje para Fede. Se fué en ese mismo instante. Justo salia un ómnibus para Baires. ¡A buscar el alternador a la zona de encomiendas! - No, señor. Está cerrado, hasta el martes no abren porque mañana es feriado. Se intentó todo pero fue imposible. Con el fin de semana largo se había rajado hasta el loro. Eran las 10 de la noche y el mismo fin de semana largo hizo que fuera muy difícil conseguir alojamiento. Gracias a unos "contactos" de Andy en la ciudad logramos encontrar un modesto pero pulcro hotelito. Yo estaba bastante descompuesto. Había comido unos ajíes muy picantes en Tolar Grande y me había desordenado los intestinos. Me fuí a dormir sin cenar. El resto fueron a una parrilla "a ponerse al día". Quedó decidido que Andy y Piercarlo volverían hacia Buenos Aires al día siguiente. No tenía ningún sentido que se quedaran hasta el martes a esperar que abriera el transporte para retirar el alternador, viajaran hasta San José de la Dormida (dónde el mecánico ya me había advertido que hasta el miércoles por la noche el motor de la F150 no estaría listo), y regresaran a sus hogares cuatro días mas tarde. Por la mañana, y luego del desayuno, una emotiva despedida y... nos quedamos solos. Pablo, Juan Cruz y Eduardo, en la Ladita Verde malherida. Ese día nos fuimos a pasear caminando por la hermosa ciudad de Salta. Tomamos el teleférico y ascendimos al Cerro San Bernardo. Desde allí se observa toda la ciudad y alrededores. Aprovechamos para almorzar en un restaurante con terraza hacia el paisaje. El martes a primera hora retiramos el alternador. Lo colocamos en la puerta del hotel, cargamos los bártulos y a eso de las diez ya estábamos en la ruta con rumbo a Tucumán. Luego fue Termas del Río Hondo, Santiago del Estero y Loreto. En Loreto hicimos noche. Partimos tipo 9 de la mañana y, silbando bajito mientras cruzábamos un extremo de las Salinas de Ambargasta, a eso de las 10 ya estábamos en las cercanías de la confluencia S29-W64. Según la fotografía satelital, sería una pavada llegar hasta ella. Mas para nosotros, "experimentados cazadores de confluencias en la Puna". La primer sorpresa fué que el supuesto camino de acceso que se ve en la foto (Marca DV 29-64) no existía. Era todo un gran campo alambrado y de tupido monte cerrado. Desde allí me marcaba el GPS unos 3700 metros dentro del monte. Recordando experiencias pasadas con los pinches de las malezas, decidimos buscar otras alternativas. Retrocedimos unos kilómetros por el asfalto buscando otro acceso pero, no, el monte y el alambrado continuaban. Solo vimos una franja desmontada, pero sin acceso para el vehículo, deberíamos caminar casi 4 Km de ida y otros tantos de regreso dejando la camioneta en la banquina de la ruta con el cargamento del portaequipajes al alcance de cualquier "descuidista". - Sigamos mas adelante. Acá en la foto se vé otra huella que se mete hacia el Oeste. Así lo hicimos. En un momento la vieja traza de la RN9 de abre hacia nuestra derecha. Nos vamos por ella y llegamos a un pequeño y misérrimo poblado que en la fotografía satelital se ve como un claro entre la vegetación. Es "El 41", nombre que deviene de "Parada Km 41", de una antigua y abandonada vía férrea que se internaba en las Salinas de Ambargasta para colectar sales minerales. Continuabamos por una senda, guiados por la computadora de bolsillo conectada al GPS y cargada con la foto satelital del lugar. Lamentablemente la foto debería tener ya unos años porque en muchos lados que marcaba sendas, ya había crecido nuevamente el monte. Girábamos alrededor de la confluencia sin poder acercarnos. Una huella que "apuntaba" bien, tenía una tranquera con cadena y candado oxidados por el desuso. Estábamos a 4.300 metros. Al fin, un poco alejados encontramos una huella que cruza los abandonados rieles y se acerca a un rancho (modesta vivienda de paredes de adobe y techo de paja). Allí nos atiende una señora y dice que el "patrón" no quiere que nadie entre en su campo. - Y... ¿Dónde está el patrón?, Queremos hablar con el. - El patrón está en la ciudad de Córdoba. Insistimos hasta que logramos que el "encargado", un anciano que caminaba dificultosamente con bastón y a quien no querían molestar, se acercó. Conseguimos convencerlo del "trabajo práctico para la facultad de Pablo" y aceptó acompañarnos. En primera marcha y muy lentamente avanzábamos por esa desdibujada huella que se internaba en el monte, descuidada desde que Don Prudencio Reyes, que nos acompañaba, se cayera del caballo quebrándose la cadera. Nos guiaba por las bifurcaciones. - No, por ahí no. Esa termina en un monte cerrado. Por ahí, por ahí.
Cuarenta minutos despues llegamos a la perpendicular a la confluencia. Nos quedaba hacia el Este y a 2.790 metros (demasiado para ese cerrado monte de espinos).
Era casi el mediodía y no podíamos acercarnos mas. Hicimos otro intento, por donde Don Reyes decía que el camino se cortaba en un alambrado y, era cierto, terminaba en el campo vecino, cuyo dueño había cerrado todos los accesos con cadena y candado. Llevamos a Don Prudencio Reyes de regreso a su rancho, agradecimos y nos decidimos a buscar por otro lado. Volvimos a "El 41" y descubrimos, detrás de una cancha de fútbol en un claro en el monte, una angosta huella. Acababa en un rancho ahí no mas. Otra huella, esta sí está bien orientada. Hacemos unos 600 metros y... una tranquera con candado. Se acerca un hombre de a caballo que andaba por ahí arreando vacas. Era el cuidador y tenía prohibido por su "patrón" dejar entrar a nadie. El cuento del "trabajo práctico para la facultad" no funcionó esta vez. - Discúlpeme, Don, pero si el patrón se entera que los dejé pasar, me deja sin trabajo y yo necesito trabajar... Ni una palabra mas. No íbamos a poner en riesgo a una familia por el solo capricho de llegar (por allí) a una confluencia. - Y si nosotros vamos por la ruta hacia las salinas y nos metemos por atrás, ¿También vas a tener problemas? - No Don, si yo no los veo no hay problema. Retomamos la RN9 hacia el norte. Llegamos al lugar inicial, estábamos ahora a 3.700 metros de la confluencia y debíamos saltar un alambrado y caminar por un terreno recién desmontado, hacia el Oeste. Decidimos que Juan se quedara a cuidar el vehículo y con Pablo tomamos una botella de agua, el GPS y... a caminar. Eran las 13:30. Le dijimos a Juan que tardaríamos al menos una hora y media. O sea, estaríamos de regreso a eso de la tres de la tarde. 13:30 dije? Si, 13:30. Que calor que hace en Santiago del Estero a las 13:30.
Caminábamos por un sendero con un colchón de 5 cm de tierra suelta que se nos metía en el calzado. Buscábamos desesperadamente cada 600 o 700 metros la sombra de algún arbolito para refrescarnos un poco. Luego de haber caminado 2300 metros al rayo del sol, nos topamos con un gran corral lleno de vacas y cebúes. Una calle alambrada permite que los animales se vayan hacia el norte.
Ahí giramos nosotros y caminamos junto al alambrado con rumbo norte. Recorremos 1km en esa dirección y ya llegamos a la latitud S29:00,000, ahora deberíamos girar al Oeste. Así lo hacemos. Cruzamos la calle alambrada por donde pasan los animales y nos internamos en el monte cerrado. No podemos avanzar mas de 50 o 60 metros y se hace imposible continuar.
El GPS nos indica que aún nos faltan 970 metros en esa dirección. Ya es muy tarde y Juan está esperándonos en la ruta. Nos quedamos sin agua, hace calor y estamos muy cansados.
Otra vez nos vinimos sin guantes ni protecciones así que decidimos abortar.
45 minutos después nos reunimos con Juan. Eran las tres y media de la tarde y estábamos muy cansados y muertos de sed. - Hoy es miércoles y deberíamos llegar por la noche a San José de la Dormida a ver si el mecánico terminó de arreglar la F150 de Pablo... Y de allí regreso a casa !! |
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