Agosto de 2003

La idea de este viaje degeneró de un desafío original para tratar de redescubrir antiguas huellas de dinosaurios en el noroeste de Argentina.

Al ver el derrotero que debíamos hacer, caímos en la cuenta de que pasaríamos cerca de varias confluencias aún no registradas. Las incluimos en los planes.

Inconvenientes varios surgidos posteriormente con el tema de las huellas de los dinosaurios (están en áreas intangibles) y el hecho de descubrir muy interesantes confluencias mas por registrar en la zona de la Puna Argentina, modifican el objetivo principal del viaje y lo tuercen definitivamente a realizar y registrar la mayor cantidad de confluencias posibles en el Centro y NOA.

Andy (Andrés Pino) (desde ahora un Viajero mas) y Eduardo se dedican de lleno a la planificación: caminos, enlaces, WPTs, interpretación de fotografías satelitales, generación de probables tracks de aproximación, cálculo y adquisición de provisiones (de acuerdo a las tripulaciones), agua potable, bidones para combustible, elementos de rescate, carpas, bolsas de dormir para muy bajas temperaturas, etc., etc.

Había que tener en cuenta que varias jornadas serían por lugares desérticos, altos, fríos, intransitados y sin infraestructura de ningún tipo en lo que hace a hospedaje, alimentos, combustible, etc.

Los poquísimos pobladores de aquellas zonas esperan mas que uno les lleve algo (pilas, papel, lápices, algún alimento/bebida, ropa) y no que les vaya a pedir lo que no tienen. Lo que no mezquinan es, SU INMENSA HOSPITALIDAD.