En
1978, cuando el conflicto por el Canal Beagle
anunciaba una posible guerra con Chile,
el ejército de Pinochet puso minas antipersonales
en los pasos fronterizos con Argentina y
nunca fueron quitadas. En aquel tiempo,
Videla ordenó cerrar la mina de azufre más
importante del país. A partir de allí, desolación,
abandono y muerte azotaron a los pobladores
de la región.
Augusto Pinochet, ex presidente de facto
chileno
Ante una posible guerra con Argentina por
la soberanía del Canal Beagle, ordenó en
1978 colocar minas antipersonales y antitanques
en las fronteras de ambos países. Así, los
alrededores del Cerro Julia y de los yacimientos
de La Casualidad, el mayor productor de
azufre de Argentina en aquel momento, se
convirtieron en un laberinto de muerte.
Aunque el conflicto nunca se desarrolló,
jamás se retiraron los explosivos. A 23
años, las minas siguen activas y se cobran
más víctimas que una guerra que nunca fue.
Jorge
Rafael Videla, ex presidente de facto argentinos
Respondió a la ofensiva chilena, cerrando
la Mina La Casualidad de donde se sacaba
el 60 por ciento de la materia prima para
fabricar armas. De esta manera, los habitantes
del pueblo se vieron obligados a emigrar
en busca de mejores oportunidades. Los que
han quedado viven con el miedo constante
que provocan las minas antipersonales y
antitanques.
Ingeniero
Carlos Sánchez, ex jefe de la Mina La
Casualidad
La mayor cantidad de campos minados se
encuentra en los cerros del azufre y tiene
como epicentro los alrededores de la mina
La Casualidad que dirigía Sánchez que
veía constantemente como las misiones
militares llegaban por las quebradas y
aparecían en la parte sur de la mina.
Sánchez recuerda como si fuera hoy el
funcionamiento de la mina, el cable carril
moviéndose, las palas mecánicas, los camiones
saliendo y viniendo, la gente comprando
en la proveeduría, hasta los partidos
de fútbol y básquet que se hacían en el
pueblo.
Dixit:"La hipótesis
de conflicto existió y los chilenos llegaron
prácticamente hasta la zona de San Antonio
de los Cobres, muy cerca de la frontera
(...) Desde el punto de vista estratégico
militar para el uso del azufre y sus derivados
(era) importante. Si le buscamos sentido
desde el punto de vista técnico, no tiene
sentido (el cierre de la mina)".
Segundo
Comandante Carlos Arancivia, Gendarmería
S.A. de los Cobres
Para este gendarme el principal problema
es la falta de señalización de algunos
de los campos ya que se corre el riesgo
permanente de que alguien pueda transitar
en esos sectores.
Dixit:"De acuerdo
a los tratados internacionales ellos (los
chilenos) tienen la obligación de efectuar
la limpieza de esos campos (...) Desconocemos
cuál es el motivo por el que permanecen
esas minas".
Sergio Cabezas, minero de La Casualidad
Parado en la fue la vereda de su casa,
a Sergio sólo le quedan recuerdos tristes
del abandonado pueblo donde hizo tercer
grado, aprendió las tablas de multiplicar
y a leer que según dijo le hacía mucha
falta. Mientras, mastica la posibilidad
de otra historia.
Dixit: "Si la
fábrica hubiera estado en pleno desarrollo,
en plena explotación, capaz que estábamos
trabajando acá".
Eusebio
Alegre, baquiano
Conocedor de la zona como pocos, Eusebio
sabe por donde se puede ir y por donde
no, qué campos minados están señalizados
y cuáles son una trampa mortal como Paso
del Riel y Punta Negra.
Dixit: "Yo vine
hace muchos años con los carabineros,
quisimos cazar unas bizcachas acá y me
dijeron que no nos bajáramos del vehículo
porque toda esta parte estaba minada y
que no la habían demarcado porque no sabían
justo con exactitud donde estaban las
minas".
Carabineros chilenos
En uno de sus puestos de vigilancia en
Socompa, los oficiales reconocieron saber
de la existencia de las minas y a pesar
de que tienen la obligación de quitarlas,
dijeron que no se las elimina porque cuesta
mucho dinero. Sale entre 3 y 10 dólares
colocarlas y entre 300 y 1000 extraerlas.
El problema no es sólo de Chile, ellos
mismo saben que del lado argentino hay
explosivos detrás de los puestos de Gendarmería
y que nadie lo sabe.
Dixit: "Sabemos
que hay minas, no sé cuantas, hay cualquier
cantidad (...) hay una en el centro y
hay varias que van en círculo alrededor.
Por ejemplo usted puede eludir una y pisar
otra (...) usted va a tratar de esquivar
esa pero va a pisar esa y si no va a pisar
otra que está más allá. Están siempre
en forma de rosa. En dos tres metros hay
varias".
Justa Pastora
Davalos, victima
Es catamaqueña y viven en las ruinas de
La Poma, una mina abandonada. Perdió su
mano, parte del brazo y casi quedó ciega
al detonar un explosivo antipersonal.
Desde que la amputaron hay muchas actividades
que Pastora ya no puede realizar, pero
sobre todo extraña coser.
Dixit:"(La explosión)
me ha levantado más o menos hasta la mitad
y me ha vuelto al pisootra vez ahí. Yo
no perdí el conocimiento (...) cuando
me he accidentado, primero he pedido agua,
me han tirado un balde de agua, pero no
me dolía, me ardía, me quemaba (...) tenía
todos los deditos, todos los tendoncitos
colgando".
Julio Cruz, hermano
de una víctima
Kilómetros antes de cruzar la frontera
con Chile, el hermano de Julio se encontró
con una mina antipersonal y se salvó de
milagro. El explosivo estaba sobre el
camino, había llegado hasta allí arrastrado
por el agua de las lluvias.
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