Las
operaciones de eliminación de minas tienen
por objetivo retirarlas de toda una región
donde las personas civiles han vuelto
a vivir o tienen previsto hacerlo. Se
realizan en cuatro fases: localización
y señalamiento, detección individualizada,
y desactivación o eliminación.
Las
minas siguen causando heridas y sufrimientos
diariamente. Para reducir el riesgo de
accidente, una de las soluciones es su
remoción, labor específicamente estipulada
por tratados y protocolos internacionales.
El Departamento de las Naciones Unidas
de Operaciones de Mantenimiento de la
Paz es la unidad de coordinación encargada
de la eliminación de minas. Varias organizaciones
no gubernamentales especializadas, como
Halo Trust y Mines Advisory Group del
Reino Unido y Norwegian People's Aid de
Noruega despliegan actividades de remoción
en varios países. Por otro lado, diversos
Gobiernos estudian la forma de mejorar
las técnicas de detección y remoción de
minas.
Una operación humanitaria de remoción
de minas tiene por objetivo retirarlas
de toda una región donde las personas
civiles han vuelto a vivir o tienen previsto
reasentarse, al mismo tiempo que se disminuyen
los riesgos que corre el personal encargado
del desminado. Las operaciones de remoción
constan, por lo general, de cuatro fases:
localización y señalamiento, detección
individualizada, y desactivación o eliminación.
Localización de los campos de minas
Para la localización de campos de minas
es necesario delimitar y señalar la zona
que supuestamente contiene minas, sin
forzosamente dar con ellas. En muchos
conflictos, las minas se siembran raras
veces según la doctrina militar; esto
implica que las zonas minadas a menudo
no están señaladas y, por lo tanto, se
carece de registros al respecto.
Los desminadores, como se conoce a los
expertos que las desactivan, suelen recurrir
a la población local para informarse acerca
del lugar donde han ocurrido accidentes
o si el ganado ha muerto en una explosión,
con objeto de localizar las zonas que
pueden estar minadas.
Una vez localizados los campos de minas
no señalados, se procede a su demarcación.
Esta tarea se complica a menudo donde
los carteles señalizadores pueden utilizarse
como combustible o material de construcción.
El hecho de que no se encuentren minas
en el 90% de una zona supuestamente minada
no significa que no se descubrirá alguna
en el 10% restante; el "campo de minas"
más pequeño es, desde luego, una sola
mina aislada.
Técnicas de remoción de minas
En muchas situaciones, la más eficaz y
más fiable técnica de detección sigue
siendo la utilización manual por un desminador,
arrodillado o en cuclillas, de una especie
de punzón o varilla. Sin embargo, se tiende
cada vez más a adoptar un sistema de combinación
de diferentes métodos de detección: medios
mecánicos, para desenterrar o hacer explosionar
los dispositivos; detectores de metal
-que no responden a las minas con poco
(o sin) contenido metálico- para localizar
los dispositivos; adiestramiento de perros,
para olfatear explosivos y, por último,
métodos de búsqueda manual utilizando
objetos puntiagudos, como bayonetas o
desatornilladores, para sondear el terreno.
Una vez localizada la mina, es necesario
desactivarla o destruirla. Se puede neutralizar
reintroduciendo la clavija de seguridad
o retirando el detonador. Una vez neutralizada
puede eliminarse sin riesgo. Debido a
los dispositivos de antimanipulación,
a las trampas o a los detonadores inestables,
las minas suelen destruirse con explosivo
en el mismo lugar sin jamás tocarlas.
Muchos desminadores experimentados han
resultado muertos o heridos tratando de
extraer las minas provistas de trampas
explosivas.
Las operaciones de remoción son costosas
económicamente, unos 1000 dólares cada
una; en tiempo, desminar una superficie
equivalente a un campo de fútbol, que
se siembra de minas en una hora, supone
3 meses de trabajo; y en vidas humanas,
por cada 5.000 minas neutralizadas 1 persona
muere y 2 quedan heridas.
Pocas naciones son capaces de montar ellas
solas un programa semejante después de
sufrir una guerra. La ONU ha establecido
un fondo voluntario a través del cual
los países pueden compartir los gastos
que genera la retirada de las minas. Se
han recaudado 25 millones de dólares,
aunque se esperan recaudar 75 millones.
La creciente dificultad para detectar
minas ha inducido a proponer que haya
un mínimo de metal en cada mina para facilitar
su localización recurriendo a las técnicas
convencionales de remoción de minas.
Una vez colocada, una mina puede permanecer
activa durante 50 años. A menos que se
lleve a cabo una acción vigorosa, las
minas colocadas hoy aun podrán estar matando
gente a mediados del siglo que viene.
La ONU considera que, si cesara inmediatamente
el empleo de las minas, se necesitarían
1.100 años y 33.000 millones de dólares
EE.UU. para eliminar, al actual ritmo,
las ya sembradas. La lista de los países
infestados de minas se compagina con la
historia de los recientes conflictos:
Angola, Afganistán, Bosnia-Herzegovina,
Camboya, Croacia, Etiopía, Irak, Mozambique,
Ruanda, Somalia y Sudán.
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