Las
minas terrestres, nombre con que se designa
a las que se encuentran enterradas o cerca
de la superficie, pueden variar mucho
en su tamaño: desde los 10 centímetros
de diámetro y unos pocos gramos de peso
que tienen algunas minas antipersonales
hasta más de medio metro y más de diez
kilos en las minas anti-tanque.
Existen más de 100 variedades de minas
antipersonales ocultas, especialmente
en zonas rurales, caminos y campos de
siembra, lo que explica que la gran mayoría
de los afectados sean mujeres y menores
que, víctimas de la curiosidad, desinformación
o simple infortunio, las detonan, pagando
con sus vidas o, en el menos nefasto de
los casos, sufriendo graves mutilaciones
o ceguera.
Se las fabrica en madera, plástico o metal
y con materiales explosivos tan variados
como TNT, tetrilo, PETN, RDX y amatol.
Incluso han sido cargadas con gas mostaza
u otros componentes químicos.
Las minas terrestres, nombre con que se
designa a las que se encuentran enterradas
o cerca de la superficie, pueden variar
mucho en su tamaño: desde los 10 centímetros
de diámetro y unos pocos gramos de peso
que tienen algunas minas antipersonales
hasta más de medio metro y más de diez
kilos en las minas anti-tanque.
Existen más de 100 variedades de minas
antipersonales ocultas, especialmente
en zonas rurales, caminos y campos de
siembra, lo que explica que la gran mayoría
de los afectados sean mujeres y menores
que, víctimas de la curiosidad, desinformación
o simple infortunio, las detonan, pagando
con sus vidas o, en el menos nefasto de
los casos, sufriendo graves mutilaciones
o ceguera.
Las minas fragmentarias o de fragmentación
poseen incrustados trozos de metralla
con la intención de aumentar los daños
sobre la persona afectada directamente
por la explosión y también sobre quienes
están dentro de su radio de acción.
Dentro de este tipo se destacan sobre
todo la Claymore y sus diversas
copias, entre cuyas características está
la de expulsar unas 600 bolas de acero
de metralla al explotar, proyectándolas
a gran velocidad en un radio de 60° de
alrededor de 2 metros de altura y a 50
metros del origen, y la denominada mina
mariposa o loro verde, llamada así
por sus alas, cuya forma aerodinámica
favorece que se deposite en el suelo cuando
son lanzadas desde el aire. Esta mina,
con su diseño y colorido -pintadas a menudo
de rojo o verde- atrae a los niños, que
la confunden con un juguete, produciendo
numerosas muertes entre ellos. Además,
es muy sensible -estalla por la simple
presión de dos dedos- y ligera, por lo
que es fácilmente arrastrada por lluvias
o ríos.
Las minas saltadoras están diseñadas
para que sus efectos sean más graves.
Cuentan con un dispositivo especial que
activa una carga de propulsión que impulsa
la mina a una altura superior de entre
45 cm y 3 metros, donde explota dispersando
miles de fragmentos. De esta manera consigue
un amplio radio de acción llegando a afectar
a personas que se encuentren incluso a
500 metros del lugar donde estaba situada
la mina.
Una gran parte de ellas actúa a la altura
de los genitales para provocar graves
heridas y producir un efecto psicológico
sobre quienes presencien la explosión.
Otras, más "benévolas", explosionan a
2 ó 3 metros de altura para que sus daños
se localicen a la altura de la cabeza
y produzcan la muerte inmediata.
La investigación en el campo de la balística
sigue buscando nuevos modelos de minas
más perfeccionadas. La creación de versiones
más pequeñas, indetectables, con nuevos
dispositivos antidesactivación, con sensores
más sofisticados y con mayor poder de
destrucción son algunas de las ideas que
se vienen desarrollando.
La electrónica también ha hecho sus aportes
y ya existen minas que se conectan y desconectan
por medio de pilas cuando sienten las
vibraciones de un vehículo acercándose.
Existen también sistemas de activación
por rayos infrarrojos o por sistemas magnético-acústicos.
Incluso pueden ser diseñadas para explotar
sólo si la vibración viene en una orientación
concreta y, por tanto, aumentar su efectividad
a la hora de proyectar la metralla en
una determinada dirección.
Por otra parte, ante la prohibición de
su uso la industria ha buscado nuevas
salidas a sus productos, intentando "humanizar"
las minas. Son las denominadas minas
inteligentes o elegantes, una nueva
generación diseñada con mecanismos de
autodestrucción o neutralización que entran
en funcionamiento una vez pasado cierto
tiempo, o que poseen sistemas de activación
y desactivación a distancia. Las compañías
han realizado una gran campaña para promocionarlas
y dejarlas fuera de la catalogación de
"arma inhumana".
Si bien no han sido pensadas para usar
contra las personas, existen minas preparadas
para destruir vehículos terrestres (minas
antitanque) o helicópteros (minas antihelicóptero)
al igual que las bombas de racimo que
suelen cobrarse un gran número de víctimas.
Al hablar de los tipos de minas antipersonales,
se debe hacer la distinción entre las
fabricadas por la industria militar y
las elaboradas clandestinamente, aunque
esta diferencia no haga a unas minas "buenas"
y a las otras "malas", cualquiera, sin
importar su procedencia, tipo o ubicación
es igualmente mortífera.
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